En este nuevo mundo en el que vivimos, donde las mujeres empezamos a tener voz, se nos está tomando en cuenta, donde hemos aprendido a pedir lo que queremos y necesitamos, donde no nos dejamos amedrentar, vemos como cada vez conseguimos mas y mas cambios y como con ello mejoran muchos aspectos de nuestra vida.

Pero en muchas ocasiones, se nos puede ir un poco la pinza, patinar y empezar a tener ideas muy confusas de lo que podemos o no podemos pedir/exigir.

No paro de leer en el foro o los follodramas muchas alusiones a aspectos muy básicos para mi entendimiento, que parecen que siguen siendo el foco de nuestras críticas, y perdonarme pero esta vez aquí tengo que decir que estamos muy equivocadas.

Me refiero principalmente a cuando hablamos del tamaño del pene o de las habilidades amatorias que puedan tener los otros.

Seguimos blasfemando y diciendo absolutas barbaridades sobre el tamaño del pene del hombre, y en ocasiones nos quedamos tan anchas, porque claro no falla el comentario de que tenía una polla tremenda súper empotradora y que como esa no habías conocido nunca ninguna… en fin me vais a perdonar, esto muchas veces no es ni bueno ni malo, si no ¡una gran mentira! Que sigue alimentando la falsa creencia que una mujer necesita un pollón para saber lo que es bueno.

En esta parte de la revolución la sexualidad es una de las grandes afectadas, y en la que muchas estamos intentando conceder el sitio y el puesto que se merece, no caigamos en el error de señalarlos a ellos o hacerlos culpables de cosas tan triviales como el tema del tamaño, ¡Por favor!

 

Y esto se ve muy fácil con un ejemplo, si en un follodrama un tío escribiera, “pues le quite la parte de arriba y esas mini tetas me bajaron todo el deseo al suelo” o “ese chichi colgón me dio repelús” aquí ARDE TROYA amigas mías, arde, y con toda la razón ¡eh!.

Que sí, que muchas hemos podido leer, ver o directamente sufrir esa mierda de comentarios, pero precisamente por eso, no podemos pagar con la misma moneda, porque al final no nos diferenciamos nada.

O como por ejemplo seguir hablando de lo mal que hacen los tíos las cosas en la cama, (aquí hago un súper inciso no me refiero a esos egoístas que van a lo suyo que pasan totalmente de tu placer y van a terminar ellos) pero hay una parte, que también hace lo que puede, y nosotras seguimos cometiendo un error muy grande…

Seguimos relegando NUESTRO placer en ellos, y esto es una verdad como un templo, seguimos queriendo que ellos adivinen y sepan cómo funciona nuestro cuerpo, y ¡eh! Desde el primer encuentro sexual, que lo sepa hacer todo y muy bien y que lo de todo, pero mientras tu calladita y sin dar muchas pistas no vaya a ser.

Tenemos que saber que el placer sigue siendo responsabilidad nuestra, y que por eso relegarlo al tamaño del pene o a cómo nos toca una persona que muchas veces aún no nos conoce del todo o simplemente no existe esa confianza que da el verse más de una vez, pues estamos bastante jodidas.

Con todo esto pretendo hacernos reflexionar un poco de que al final estamos aceptando cosas y formas de entender la sexualidad como si fueran un mantra, y no nos las planteamos ni por un segundo, y puede que no sea la mejor forma.

Banalizar el sexo, es uno de los errores que mas estamos cometiendo ahora mismo, reducirlo a un pene o basar una gran parte en encuentros sexuales esporádicos con gente con la que no se tiene confianza, suele traer consigo mucha frustración sexual.

¡Ojo! No digo que no pueda ser maravillo tener sexo con alguien que acabas de conocer, pero también hay que tener en cuenta que en estos casos no hay confianza, no sabes lo que te vas a encontrar, si encima vas con la expectativa de “necesito un pollón para gozarla”, no habéis podido compartir gustos, pues es un poco ruleta rusa.

En definitiva, y el mensaje que intento haceros llegar es que es muy importante que desterremos esos mitos absurdos sobre la sexualidad, y que no caigamos en el error de contraatacar con la misma mierda, porque solo nos hacemos daño a nosotras mismas.

La diversidad corporal y sexual existe, y todos los cuerpos son válidos para todas las prácticas sexuales, solo que es importante conocerse y saber qué es lo que más te gusta y cómo te lo puede dar otra persona.

Aceptar nuestros cuerpos tal y como son implica también aceptar los de los demás, porque nadie es más válido que nadie, y por supuesto no relegar toda nuestra sexualidad a un solo concepto, como puede ser el tamaño de un pene.

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de Pareja

correo: [email protected]        instagram: @aidavallesconsulta_