No te llama porque no quiere hacerlo, no le interesas, no le da la gana.

Si te quiere llamarte o mandarte  un WhatsApp lo hará, si le interesas tratará de quedar contigo sin que tengas que pedírselo 20 veces. El ser “cansina”  no va a hacer que quiera verte, más bien causa el efecto contrario.

Creo firmemente que nadie merece estar con alguien que no haga todo lo posible por conseguir una cita o mantener una relación y se esfuerce en hacerte feliz cada día.

Durante toda mi vida he crecido rodeada de amigos. Cuando éramos pequeños recuerdo que no había mucha diferencia entre los niños y las niñas, jugábamos a la pelota, al escondite, al balón prisionero.. cuando fuimos creciendo, durante la pubertad y la adolescencia, todo cambió de repente.

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Lo que antes se hacía con naturalidad (quedar por las tardes en la plaza, darte abrazos cuando ganabas, contarte secretos y escondernos juntos en el mismo hueco minúsculo jugando al escondite) de repente se convirtió en un tabú, conseguir hablar con alguien del sexo contrario y poder estar en el mismo espacio pasó a ser la mayor de las hazañas.

Yo he seguido teniendo el mismo grupo de amigos. Como en todos los grupos había varios roles definidos: el ligón, el gracioso, el tímido, etc… y todos tenían algo en común, les daba mucha vergüenza acercarse a las chicas, aunque no lo reconocían, pero cuando alguna les gustaba de verdad buscaban la forma de hablar con ellas. Cada uno tenía su propia estrategia pero todos terminaban intentándolo.

A uno de mis amigos (el tímido) le gustaba mucho una chica de otro grupo. Como no podía ser de otra forma me mandaron a  investigar para sacar información (no había Facebook ni nada para cotillear online… no había ni “online”), yo siempre he sido muy buena sacando información pero mis métodos no son muy sutiles. La investigación fue un éxito y nos enteramos que tenía un perro y lo sacaba por las mañanas antes de ir al instituto. Para coincidir a solas con ella mi amigo empezó a sacar al perro a la misma hora que en teoría lo sacaba ella. Después de un mes sacando al perro a las siete de la mañana no coincidieron ni una sola vez.

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A los pocos días nos dieron las vacaciones de verano y fuimos a celebrarlo a un local del barrio. Cuando llegamos al local donde se hacía la fiesta la chica estaba ahí con sus amigas, nos pusimos a hablar con ellas y al final mi amigo pasó toda la tarde hablando con “su chica”. Desde ese día se hicieron inseparables y terminaron “juntos”.

Después de llevar varios meses saliendo mi amigo le contó que sacaba al perro por las mañanas para verla pero nunca coincidían, ella le dijo que era imposible que coincidieran porque yo le había dicho a ella a la hora a la que él sacaba al perro y ella bajaba a esa hora para verlo a él (ya os he dicho que mis métodos no son muy sutiles).

El amor les duró algo menos de un año pero todavía hoy cuando le pregunto a mi amigo si mereció la pena sacar al perro por la mañana durante 4 meses sin conseguir verla ni un solo día, él me dice que sí, que siempre merece la pena si es la persona que quieres.

Ahora que todos somos adultos hablamos de las relaciones de pareja, los ligues y los “Folloamig@s” y todos ellos sin excepción siguen pensando lo mismo: si una persona te interesa escribes, llamas y haces lo posible por verla. Si no lo hacen es porque no les interesa lo suficiente.

Cuando crecemos y dejamos de ser “chicos y chicas” para convertirnos en “hombres y mujeres” seguimos teniendo el mismo miedo que los adolescentes, la vergüenza de hablar a la persona que te gusta, el miedo la rechazo… la única diferencia es que los adolescentes todavía no han perdido la ilusión por el amor ni la esperanza de encontrar el “alma gemela”. Con el paso del tiempo y las decepciones hacemos una coraza que impide querer y que nos quieran como nos merecemos.

Maye