El nido otra vez

¿Os acordáis del follón que montasteis cuando llegó vuestro primer hijo? Sed sinceras, ¿Cuántos muebles comprasteis o cambiasteis de sitio? ¿Hicisteis limpieza general como tres o cuatro veces? ¿Anidasteis a cuatro patas por toda la casa para ver los posibles peligros? ¿Cuántos blogs o perfiles en redes sociales empezasteis a seguir pensando que eran expertos en el tema? Porque yo sí caí en todos los tópicos. Si a todo. Un SÍ en mayúsculas.

 

Un día estás con tu triste café descafeinado en el sofá y empiezas a mirar toda la casa; estas de 20 semanas y empiezas a notar el «tuntún» interior de los cambios y reformas. Que tú ya sabes que está adaptada a los niños y no hay ningún peligro a la vista, PERO…

Empiezas a obsesionarte con pequeñeces:

  • Cambiar la mesa del salón (si, si, la nueva que compraste de puntas redondas antes de parir por primera vez) por una mesa de experimentación para los niños y ponerle sus sillas pequeñas a medida.
  • O eliminar el espacio que tienes para el escritorio y el ordenador y poder hacer un rincón de lectura con una estantería y un tipi con cojines. (¿y tú dónde trabajarás sin escritorio? Pues ya se verá).
  • O ya sueñas a lo grande y empiezas a visualizar la reforma de toda la habitación de los niños, así ya les pones las dos camas-nido para cuando crezcan, en lugar de la cama preciosa que ya tienes (si, esa, esa, la camita «Montessori» de los cojones que leíste que iría genial y que aún no ha usado porque acabaste haciendo colecho).

nido

Tú gastando una fortuna en el primer embarazo y tu marido desquiciado montando muebles, total para después a los dos años volver a cambiarlo todo.

Hasta empiezas a pensar que es el mejor momento para reformar los baños y la cocina por fin o poner el parqué que hace tantos años querías; estarás de baja un par de meses antes de dar a luz y después otros cuantos más. ¿Qué mejor combinación para un recién nacido y un postparto que una reforma? ¡Claro que si! ¡A lo loco!

 

Porque amigas mamás, se te va la olla. Tratas de aterrizar de vez en cuando, pero el conocido “Síndrome del Nido” es inherente en el embarazo; suele darse en el tercer trimestre del embarazo y se conoce como la necesidad instintiva e irrefrenable de limpiar, ordenar, decorar y, en definitiva, poner a punto, tanto la habitación del bebé como el resto de la casa.

Y tú puedes tener el hogar perfecto para recibir a tu retoño que las jodidas hormonas siempre te harán ver cosas que pueden mejorar. Y podría seguir con mil ejemplos más que muchas tendréis en mente (de hecho me encantaría poder compartir con vosotras las mil locuras que hemos hecho en casa y que después hemos vuelto a cambiar).

embarazada

Pero en el caso de un segundo miembro de la familia, ¿qué? Piensas que al ya haberlo hecho antes y tenerlo ya TODO “esta vez no será para tanto”.

Los cojones.

Se aparece igual, tengas los hijos que tengas, así que aún estando en el segundo trimestre ya veo venir lo que va a suceder. Así que he tomado una lista de decisiones para gestionar la locura y que no se me vuelva a ir de las manos:

  • Marcarse unos objetivos racionales, sin obsesiones, e ir paso a paso: Es bueno informarse (consultar varias fuentes) y hacer una lista de lo que os será estrictamente necesario. Evitad líos. Haced las cosas fáciles.
  • No hacer sobreesfuerzos físicos ni correr peligros innecesarios: Nada de ir a comprar o de mover muebles tu sola, ni mucho menos cargar mucho peso o montar un sofá sin ayuda. Recuerda que estás gestando, suficiente esfuerzo es.
  • Gestionar los alimentos y/o situaciones que puedan alterar tu tranquilidad: Es difícil mantener la calma en ciertos momentos, por lo que lo importante pasa a ser como llevar esos nervios, afrontarlos y superarlos.

Estas tres directrices están marcando mi día a día desde el segundo mes del embarazo, cuando me confirmaron que corríamos riesgos (por sobrepeso) y que debíamos tomar medidas para mejorar mi bienestar tanto físico como emocional.

Y ahora ya no hablo exclusivamente del “síndrome del nido”, sino de todas las etapas que pasamos durante el embarazo y que no les damos la importancia que se merece. Focalizamos nuestra atención en la preparación al parto, en parir o en la lactancia y la futura crianza, cuando en embarazo es el inicio de todo lo que está por venir.

Empecemos por el principio, respiremos hondo y empecemos a sentir cada segundo que estamos viviendo, acogiendo todo lo bueno y trabajando todo lo malo (miedos, frustraciones, limitaciones…) y tengamos en cuenta nuestros tempos para solucionar las crisis que iremos superando.

 

A todas las que estáis embarazadas, os animo a reflexionar bien sobre estas últimas líneas y a hacer los cambios necesarios para concienciarnos sobre la importancia de lo que estáis haciendo: Crear vida.

 

MOREIONA