La madrastridad

Me he decidido a escribir sobre la madrastridad porque a estas alturas de la película y viviéndolo en mis propias carnes, siento que es una figura maltratada y poco reconocida en la sociedad y pienso que debería cambiar la situación y colaborar todo lo que esté en mis manos para deshacer esas connotaciones tan negativas que nos persiguen.

Supongo que esta intransigencia, este “señalar con dedito acusador” a la madrastra viene patrocinado por el aval del catolicismo cuya sombra se cierne sobre nosotras que  por muy de aconfesionales que vayamos por la vida al final estamos muy lejos de serlo.

No es posible que con la cantidad de tipos de familias que existen se siga considerando “normal” y estandarizada aquella que está formada por un padre, una madre y unos niñxs. ¿y qué ocurre con el que en su familia vive otras realidades? No está validada por igual, al igual que las nuevas figuras que conforman estos diferentes modelos de familia. Hay una desigualdad real entre la familia “tradicional” y el resto de familias.

Debemos partir de la base que hemos crecido la mayoría viendo películas de Disney y leyendo cuentos que no dejan en muy buen lugar a las madrastras. Siempre son mujeres más malas que todas las cosas, que están con un señor súper bonico que tiene una hija. La madrastra quiere poco al señor, aunque si tiene una cartera bien repleta de dineros, la mujer le quiere más,  porque es mala y codiciosa. A la hijastra la trata como el culo a la pobre, y la tiene vestida con retales y venga a limpiar. ¡Menuda imagen madrastril!

Si todavía no te has dado cuenta de por donde van los tiros, te recomiendo encarecidamente que acudas a nuestra tan actualizada pandilla de la RAE que te deleitará con su punto 2 donde define a la madrastra como Mujer que trata mal a sus hijos.

¿Es ahora cuando se aplaude en este circo? No hay que consentir toda esta denigración hacia la figura de la madrastra. ¡Basta ya! Es simple, hay que normalizar y naturalización esa figura en las sombras. ¿Qué saben lxs niñxs? ¿Se normaliza lo suficiente para no tener vergüenza de tener una madrastra o diferentes realidades? En la tranquilidad de casa puedes hacer un trabajo que si luego la sociedad no te acompaña es muy difícil que se interiorice.

¿Qué ocurre con la vida madrastril en sociedad? A mi me ha pasado en numerosas ocasiones acudir a un restaurante por ejemplo con mi pareja y sus hijxs, mis hijastrxs y que el camarero cuando me da el plato diga “y este para la mamá”. Por el simple hecho de ver a dos personas más o menos en edad de criar, de distinto sexo y acompañados por niños. Esto que puede parecer inocente y no muy grave en realidad si lo es. ¿Qué hay de la intromisión? ¿Y si se genera un momento incómodo para todxs? Si se desconoce la realidad de ese tipo de familia y aun así se da por sentado que lo “normal” es que sea la madre, muy interioridades otras realidades no están. Si dices que eres su madrastra con la connotación tan negativa que tiene esa palabra,  parece que estás desvinculándote de los niñxs, que queremos con menos intensidad. Y eso está muy lejos de la realidad. También está la opción de no contestar porque a nadie le importa, pero creo que lo que hay que normalizar no es que te denominen de determinada manera, si no el hecho de no dar por hecho que al cumplir determinados requisitos instaurados en la sociedad solo puede haber una conclusión. Hay que ampliar la perspectiva y cambiar el razonamiento ya. Independientemente de que no existan malas intenciones por parte de la persona que lo haga, hay que desnaturalizar que estas situaciones ocurran. 

Necesitamos un cambio a nivel definición,  terminología,  trato,  estigmatización y prismas con los que mirar el mundo y a las madrastras en particular.

En mi caso, como madrastra, no me he sentido empoderada todo el tiempo, de hecho, me ha costado mucho sentirme madrastra. Es una situación muy difícil y en numerosas ocasiones me he sentido desbordada, muy juzgada negativamente con total libertad, desdibujada, desmotivada, sin reconocerme a mi misma, triste y he echado de menos contenido (textos, vídeos, libros) con el que pudiera sentirme comprendida o identificada. O tal vez, otras personas en mi misma situación con las que poder crear tribu y abrazarnos en sororidad madrastril, pero en mi caso no lo he encontrado. Y todo es por lo mismo, la madrastra es tabú, invisible y no hay necesidad de entenderla.

Supongo que es más fácil juzgar que comprender, posicionarse que mantener una actitud neutra.

La gente tiene valor para juzgar y criticar como si no hubieran sentimientos en juego (no solo los míos) y un periodo de adaptación para todxs, te tratan como un mono de feria y comentan la jugada como colaboradorxs de Sálvame sin ningún tipo de pudor. Te mereces ser juzgada, analizada, diseccionada porque sabías donde te metías, y ese tipo de comentario o parecido te lo vas a encontrar en momentos en que no sabes gestionar algo, o en los momentos menos apropiados. ¿Es que me he perdido algo y la gente predice el futuro? ¿Sabe una, cuando va al cine, que la butaca que le ha tocado va a estar rota? ¿Sabe quién coge el coche, que va a encontrase con un atropello al girar la calle? Las únicas que podrían saber todo esto es Aramís Fuster con su don y todas esxs viejxs del visillo que se dedican a rajar al personal sin mirarse el ombligo y son lxs encargadxs de repartir carnets de buenas y malas personas.

Habrá gente en el camino que no entiendan o no querrán entender que te involucres en la educación, crianza o a nivel afectivo con lxs niñxs. Y te preguntarás, ¿Cómo coño se hace eso?

Estás compartiendo espacio vital, preparas comidas, te despiertas por las noches, les ayudas a vestirse, con los deberes, les limpias el culo, juegas, haces labores de cuidado, amoldas tu horario al suyo, amoldas tu vida a la suya…pero luego, cuando oyes que los valores o que la educación deben ser transmitidos por sus progenitores…¿Cómo lo haces?

A fin de cuentas es involuntario, estás marcando su vida inconscientemente. Se que cualquier figura adulta se acaba convirtiendo en una figura de referencia para lxs niñxs. Eso se puede ver muy bien en lo que ocurre en el colegio con lxs profesorxs y lo que les influyen en su vida. ¿Cómo lo haces si estáis conviviendo? Cuando eres una persona pasiva y silenciosa y no participas activamente, ya estás lanzándoles un mensaje que va a influir en su educación y que les va a formar como personas, les vas a marcar con esa conducta, igual que se ocurre a la inversa y lo haces activamente. La diferencia es que cuando lo haces activamente eres consciente y es más fácil controlar los mensajes que les llegan, de la otra manera no sabes que es lo que estás sembrando en su consciencia. Si tengo que elegir, prefiero hacerlo de esta manera, sabiendo en todo momento cual es mi rol y mi lugar.  Puesto que otro problema que se presenta en el frente de las madrastra es que la gente cuestiona que quieras ocupar un lugar que no te pertenece. Soy consciente de que esxs niñxs tiene un padre, una madre, también tíos,  tías,  primos, primas, abuelos,  abuelas y también soy consciente de que también tienen una madrastra y que soy yo. Igual que reconociéndote como madrastra no quieres ser su abuela,  reconociéndote como madrastra no quieres ser su madre, y antes de haberte reconocido estás tan asustada que no has podido ni pensar.

A ti, lectora, si no te habías planteado nada sobre madrastras y te ha servido este texto para conocernos un poco mejor, para abrir miras, plantearte cosas, valorar y medir comentarios o pensamientos , gracias, me siento muy reconfortada. Y para todas aquellas madrastras que se sientan perdidas o con ganas de tirar la toalla, les diré que hay luz al final del túnel, que no estáis solas. A aquellas que han encontrado su sitio, les diré, cuánto me alegro, hermanas.

Querámonos más entre nosotras, hagamos la vida más fácil a las demás,  porque haciendo esa cadena al final también nos alcanzará a nosotras y nuestra vida acabará siendo un poco más fácil. La madrastridad no es un camino de rosas pero si se le da visibilidad igual nosotras, las madrastras, podemos sentirnos más integradas en la conciencia colectiva y poder vivir tranquilas sin la mirada inquisidora de la mayoría y así que poco a poco las verrugas de nuestras narices de madrastra se hagan cada vez más pequeñas.

Tanit Cano