Así es como yo empecé en este mundo de la blogsfera…con una autoafirmación categórica: Soy rubia!
Soy rubia!
Y tengo vía libre para todo. Puedo decir obviedades. Puedo decir incoherencias. Puedo decir tonterías. Puedo hablar de banalidades.
Y nadie me va a juzgar.
Porque tengo una excelente justificación: Soy rubia. ¿Qué más necesitamos saber? Dotada de este estatus de rubita sonriente, super-happy-flower, inocente y superficial no va a tener demasiada trascendencia hacerlo bien o mal. Ni viceversa. Todo el mundo ha decidido ya en qué papel encasillarme, no? – Ajam, bien!
Repito: Tengo la excusa perfecta.
¿Cuántas veces os habéis encontrado en medio de una conversación con un grupo de gente, amigos, conocidos…o con una persona y habéis dicho una completa tontería o absurdez de la que os habéis arrepentido casi en el mismísimo instante en que las palabras salían de vuestra boquita…? ¿Cuántas son las veces en las que se os ha escapado alguna gilipollez o habéis interpretado mal algún comentario/tema/pregunta…respondiendo casi sin pensar? (¬¬…oh! yes!) y justo en ese preciso instante se ha hecho ese silencio incómodo y habéis pensado: tierra trágame.
Eso es porque no sois rubios. Y no habéis nacido con esa carta blanca para la idiotez.
– jajajajaja (risita nerviosa) … jo es que, es que… soy rubiaaa!! (pestañeo x4 y meneo de flequillo)
Y listo.
No os preocupéis si no habéis nacido con este maravilloso don con el que sólo unos pocos hemos sido bendecidos. No todos podéis ser tan afortunados. Aunque siempre podéis intentarlo… ;)
Y es que todos llevamos un rubio dentro.
