Suegradrama: mi suegra corta todas mis fotos

 

Como lo leéis, amigas. Llevo dos años con mi chico, uno de convivencia, y aunque soy consciente de que hay suegras mejores y peores, yo debo de haber sido muy cabrona en otra vida, porque os digo, la mía es un mal bicho.

Os pongo en situación: por problemas de salud, digamos que la «custodia» de mi suegra nos la repartimos entre mi cuñada y yo. Un mes está con ella y su marido, al siguiente con nosotros, y así. La pobre mujer tiene diabetes y le suele doler el cuerpo, con lo que cuando mi pareja me dijo que vendría a temporadas con nosotros, acepté, es su madre al fin y al cabo. 

El problema es el siguiente: siempre, desde el inicio de los tiempos y yo creo que desde la creación del universo, esa mujer tiene un odio desorbitado hacia mí. Cosa que no entiendo, yo en todo momento he sido amable y cortés con ella, puede que no cariñosa, pero nunca le he faltado al respeto en nada. 

En cambio, siempre que me ve por la casa gira la cara con cara de asco, suele hacer comentarios dañinos sobre lo que cocino o limpio (y que no vea ella que su niño coge una escoba, porque le da un jamacuco). Tanto es así, que una vez que yo me encontraba mal y su querido retoño fregó los platos, me montó la bronca del siglo, argumentando que su hija en todo momento «se encargaba del marido», y así tenía que ser. Yo solía pasar de ella y sus comentarios envenenados todo lo que podía, pero lo último ha sido la gota que ha colmado el vaso: todas las fotos mías que teníamos impresas por la casa, incluso algunas antiguas, han aparecido con mi cabeza cortada. 

Os juro que en ese momento se me giró la pinza de tal modo que no sabía qué hacer: enfrentarme a ella, lanzarla por el balcón o lanzarme yo. Evidentemente, lo que hice al final fue pillarla por banda (cuando no estaba su pequeño), y decirle que qué había sucedido con mis fotografías y por qué estaban así. Se ofendió y comenzó a alzar la voz, diciendo que ella no sabía nada y que habría sido otra persona o se habrían roto solas por el viento.

Yo no sé qué viento os entra en vuestras casas, queridas, pero al menos en lo que yo llevo viva, nunca he visto uno tan selectivo.

Se lo he contado a mi pareja y dice que son tonterías de su madre, que se aburre mucho y no le haga caso, pero qué queréis que os diga: a mí cada día me da más mal rollo mi suegra. No sé si quiere los trozos de mis fotos para lanzarme una maldición o es sencillamente un acto de rabia, pero yo ya no sé cómo lidiar con ella.

Ega

 

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