Mi suegra me ha sentado para decirme que si su hijo llega a ponerme los cuernos, es mi «deber» perdonarlo.

Hay pensamientos arcaicos, absurdos, obsoletos, y después están los de mi futura suegra, que van un poquito más allá.

El amor de mi vida, el hombre que para mi es casi perfecto, me pidió matrimonio de la manera más tradicional y linda del mundo, hace ya unos días. Rodilla en tierra, arreglos de flores, se encargó de que hicieran buenas fotos y todo. Me sentí una Kardashian o la Megan Fox después de tal propuesta. Obviamente le dije que sí, le contamos a nuestros amigos, a mi familia, y hasta ese punto todo perfecto, pero cuando fuimos a casa de su madre, y le contamos a ella, ahí fue donde comenzó el apocalipsis. 

Hasta ese momento nos habíamos llevado muy bien, me había dado cuenta de que la señora era un poco necia, pero no le había prestado mucha atención ya que nos veíamos muy esporádicamente, y yo había logrado ignorar con facilidad el par de comentarios machista que me había lanzado. Pero tras un sentido abrazo y felicitaciones por mi futuro matrimonio, esperó a que nos quedáramos a solas mientras su hijo hacia unas comprar, para tomarme la mano y decirme todo lo que debía hacer, o mejor dicho soportar una buena esposa.  

Que debo tenerle la comida caliente, ajá. Mantenerlo satisfecho en la intimidad para que nada le haga falta y no busque en otra parte lo que yo no le doy (en ese particular punto tuve que morderme la lengua para no decirle que en ese departamento no teníamos ningún problema)

Que su hijo estaba a costumbrado a la ropa limpia y bien planchada, y además como si fuese poco, que si eso cambiaba se reflejaría en mí y la quedaría mal sería yo ¿Qué que qué?

La última, y por siempre mi favorita, que si aun cumpliendo todo eso, y siendo una esposa ejemplar, él llegaba a buscar consuelo en otra cama, mi deber como BUENA ESPOSA era hacerle entender por qué eso estaba mal, y encargarme de que no volviese a pasar, más nunca dejarlo y fallarle a la promesa que estábamos por hacer. 

Os juro que sentí que di un paseo por los años mil seiscientos y casi que también siento que todo se volvía blanco y negro a mi alrededor, escuché paciente hasta que terminó, y esperé hasta que su hijo volvió y estuvimos comiendo para casualmente sacar a relucir el tema y muy amablemente explicarle como los matrimonios del siglo 21 funcionan. Estoy segura de conocer al hombre con quien voy a casarme, pero quería que las cosas quedaran claras para los 3.

Anónimo

Envía tus movidas a [email protected]