Tuve la mala suerte de toparme con un vídeo en redes sociales que deseé muchísimo poder borrar de mi mente cuando lo terminé de ver. Era un auténtico despropósito. Una chica negaba la gordofobia con una contundencia lapidaria, basándose en argumentos que ella creía incontestables y eran, en realidad, muy pobres. Para colmo, ridiculizaba sin vergüenza alguna a una activista antigordofobia, tomando clips descontextualizados de una de sus entrevistas.

Me pillé un cabreo de órdago de buena noche, cosas que pasan. Como cuando otro conductor te insulta o te saca el dedo corazón y te deja mascullando odio el resto del día. No digo quién es por no darle visitas. Esta “influencer fit”, con miles de seguidores, no debería influir ni en su perro. Pero sí desmonto todos los argumentos que utilizó, uno por uno, porque son también los del movimiento neogordófobo que nos acecha.

“La gordofobia no existe”

Existe odio, rechazo y violencia hacia las personas gordas, y lo sufren por estar gordas. También existe miedo a la gordura propia y ajena, algo que se basa en estereotipos y prejuicios. Así que sí, existe la gordofobia, y es demasiado frecuente. Si no, vete un día a cualquier patio de colegio.

Gente como la autora del vídeo repiten cada día a las personas gordas que su cuerpo no tiene cabida. No es válido. Su salud, sus hábitos y su voluntad están SIEMPRE en el foco, algo que reconocen desde hace tiempo nutricionistas y psicólogos.

“La gordofobia solo es una excusa de gordos para no responsabilizarse de sus acciones”

Este argumento me parece increíblemente perverso. Nadie que diga esto se puede considerar buena persona, punto. Nace de un estereotipo que culpabiliza: una persona gorda es siempre perezosa, come mal y no va al gimnasio.

Una búsqueda rápida en Google evita argumentos tan vergonzantes y estigmatizantes. El sobrepeso y la obesidad son multifactoriales, y no solo es cuestión de hábitos pocos saludables. También influye no tener un sueño de calidad, el estrés, la presencia de afecciones médicas, la genética, el uso de ciertos medicamentos, el entorno…

Es una atrocidad atribuir una culpa generalizada a las personas gordas por estarlo, y encima sin saber nada más sobre ellas. Cualquiera con un mínimo de decencia moral lo evitaría.

Ganas de acabar con el planeta
Ganas de acabar con el planeta

“No hay miedo a estar gordo, hay miedo a morir”

Este argumento progordofobia viene a decir que nadie quiere estar gordo por puro instinto de supervivencia, ya que el sobrepeso y la obesidad se consideran un factor de riesgo.

Ya, claro. Como si todo el mundo que se machaca en el gimnasio fuera perfectamente sano y perfectamente consciente de hasta dónde expone su cuerpo.

Además, en una sociedad que da tantísima importancia a la imagen y mira con lupa cada foto en busca de lorzas y celulitis, sí, hay obsesión por no salirse de lo normativo. ¿En serio las preguntas fuera de lugar y las críticas a Garbiñe Muguruza, por ejemplo, parten del miedo a morir?

“La atracción se basa en la atribución de más o menos salud a determinados cuerpos”

La autora del vídeo y su séquito gordófobo, policías de los cuerpos válidos, sacan este argumento de su burda ingeniería mental: se le atribuye más salud a un cuerpo que no esté gordo y, por tanto, resultará más atractivo.

Para este gente, la gordofobia tiene relación con un mero impulso sexual reproductivo. Llegan a reducir las decisiones humanas a: elijo pareja según lo que inconscientemente creo que me va a asegurar descendencia sana. Un gordo tiene problemas cardiovasculares, respiratorios, reproductivos y hormonales, incluyendo la baja libido. Así que descartado, next.

 

Es muy reduccionista basar el enamoramiento en un impulso biológico, a su vez basado en la idea de tener descendencia. Se ignoran cuestiones como la compatibilidad de personalidad y, en general, lo impredecibles y difíciles de explicar que resultan el amor y la atracción. Y se ignora, por supuesto, que una persona gorda puede despertar deseo sexual.

A esta panda le resultaría insoportable conocer la cantidad de mujeres y hombres gordos que follan más que ellos. Y justificarían que, muchas veces, lo que frene a alguien a ser más que amigos sean los prejuicios sociales, y no falta de atracción por “no me va a dar hijos sanos”. Madre mía, lo que hay que escuchar.

“Nadie tiene culpa de los cánones, es evolución biológica”

Esto está relacionado con lo anterior. La gente gordófoba cree, en serio, que una persona gorda no atrae por biología y posibilidades de selección natural. Están dispuesto a soltar cualquier gilipollez para demostrarlo.

Sabemos que, si la biología interviene en los cánones, es una minimísima parte. En el resto del constructo intervienen activamente las personas desde los tiempos de Policleto (la antigua Grecia), que determinó quién era o no hermoso según la simetría. Los cánones se basan en lo que la mayoría acepta, pero contando solo aquello que se les muestra. Y los gordos, en las últimas décadas, pocas veces han sido mostrados como algo estético y deseable. Obviar esto y la influencia de las marcas, la publicidad y las redes sociales es de tener una ceguera selectiva crónica.

Es lamentable, pero se viene una hornada de jóvenes llenos de fobias e intolerancias a las que parecía que íbamos ganando terreno poco a poco. Mucha lectura, mucho amor propio y mucha paciencia, no nos queda otra.

Esse