SUPERPODERES DE MIERDA QUE PUEDE QUE TÚ TAMBIÉN TENGAS

Siempre me han gustado las historias de superhéroes. Desde bien pequeña, viendo Los Power Rangers o El Capitán Planeta, intuía que eso de tener poderes facilitaba las cosas. Y molaba jugar en el patio a ser los Planetarios, salvo que te tocase el poder del Corazón, que nadie sabía muy bien qué hacer porque la idea nos quedaba grande. 

Y lo bonito de las historias de superhéroes es que da igual la clase social. Hay gente de las altas esferas como Thor y otros más campechanos como los Madrigal. Todos con grandes aptitudes y un enorme despliegue de magia. Universos paralelos, dominio de la meteorología, un martillo que invoca rayos, el cutis impoluto. Cosas útiles. Superpoderes guays.

Y luego estamos el resto. Las Mirabeles.

Meeeeec, no es del todo cierto. ¿Te cuento un secreto? Todos tenemos superpoderes. 

Sí, sí. Tú que lees esto, TIENES SUPERPODERES.

Lo que pasa es que son un poco chapuceros. Se ve que de los buenos ya no quedaban cuando nos tocó el reparto y son dones bastante cutres que más bien entorpecen el normal desarrollo de nuestras vidas. Pero tenerlos, lo tenemos, ¿eh? Con la cabeza bien alta.

Y para muestra, varios botones:

Emanar calor en verano y frío en invierno.

Lo suyo sería emitir frescor en verano y calorcito en invierno pero el sabio que asignó los poderes pensó que sería más gracioso así. 

En verano percibes cómo se va cociendo por dentro medio organismo. A veces los demás lo perciben antes que tú, porque no te han rozado y ya se quejan de que desprendes calor. Podrías hacer unos churrascos a la altura de tus riñones. Pero mejor usa tu superpoder de radiador para acaparar el sofá y la cama.

calor

Sin embargo, en invierno el poder muta. De repente, te haces uno con el frío. Me río yo de la fusión de Goku y Vegeta. Todo tu ser está helado, particularmente manos, nariz y pies. No importa cuánto te tapes, nunca es suficiente. Sobre todo para dormir. Tu pareja pone una trinchera entre sus pies y los tuyos, con tal de no rozar esos sacos de hielo. Eso sí, si tropiezas y te sale un chichón, puedes usar las manos como si fueran una bolsa de guisantes ultracongelados.

 

Atraer mosquitos

Da igual la gente que haya a tu alrededor, las capas de ropa que lleves, que te hayas puesto una pulserita o tres botes de Aután. TÚ SIEMPRE VAS A SER LA VÍCTIMA. 

Y no contentos con chuparte la sangre una vez, les gustarás tanto que te dejarán el cuerpo como un colador. Y si encima eres especialmente sensible (otro superpoder de mierda) y te dan reacción, aparecerá una onda expansiva alrededor.

Entonces crees que ya no hay espacio para más hasta que te levantas al día siguiente como la cordillera de los Andes. Tienes hasta en la planta del pie, y te preguntas cómo diantres han logrado dar con el último hueco que te quedaba libre de picaduras. Pero sólo tú, ¿eh? El resto amanece como si nada. Tu superpoder evita el mal ajeno, piensa así, aunque te acuerdes de toda la prole mosquitera mientras tratas de no rascarte.

mosquito

Ser locuaz a destiempo

¿Se te ocurren las frases más ocurrentes y con más tino cuando no hay nadie? ¿Te quedas con cara de haba a la hora de asestar un zasca y luego caes en la réplica perfecta cuando todo ha pasado ya?

Las cosas podrían ocurrírsete antes, pero no va contigo. Este superpoder funciona así. Proporcionalmente inútil cuanto más lo necesitas. Existe para dejarte en mala posición. Con lo perspicaz que eres, nadie se dará cuenta. Nunca. La agilidad léxica te abandona y tienes que revivir el momento cambiándolo con tu ingenio en la sombra, en un universo alternativo de tu cabeza.

 

Refractar la luz solar

¿Eres inmune a la luz solar? ¿Ignoras lo que es estar morena? ¿Has ido a la playa con amigos y has notado cómo el sol te usa de espejo para broncearlos a ellos? Claro, porque naciste con este superpoder y tú sin saberlo.

En verano enseñas cacha y deslumbras a los viandantes. Pero no por lo guapa que vas, sino porque pareces las almenaras de Góndor encendiéndose. «Apaga las largas», te van a decir desde la acera de enfrente. Estarás días en la playa y la gente siempre pensará que acabas de aterrizar.

 

Salir mal en todas las fotos

Porque una cosa es que en una foto salgas con un ojo pipa y otra, que no puedas sacarte ni una foto normal. Pero es que tú normal, normal no eres. Tienes superpoderes, ¿recuerdas? Estás hecha de otra pasta. Y por desgracia, te ha tocado un don poco fotogénico.

¿Tutoriales para saber posar? Si ya los has probado y el resultado no varía, es más, te sacas diez selfies a cada cual peor; da igual el ángulo que escojas, al comprobar la foto aparecen tres papadas. Y si son otros los que te la sacan, ya apaga y vámonos, porque no sólo te sacan mal, sino que no sale ni el plano enfocado. Pero es que la magnitud de tu poder eclipsa la cámara, no se lo tengas en cuenta.

superpoderes de mierda

 

Tener superdebilidad

¿Te cuesta horrores abrir un tarro de aceitunas? ¿Te han repetido la prueba de alcoholemia estando sobria porque tu capacidad pulmonar está bajo mínimos? ¿Estás tan floja que suspendes la prueba de fuerza en el examen médico del trabajo? ¿Te entra flato al doblar la esquina? No eres tú, es tu superpoder de mierda.

Está claro que si existe la superfuerza, también existe su contrario. Estarás bien mientras no tengas que usar la musculatura. Si te hace ilusión participar en maratones, siempre puedes ser la tía maja que reparte agua. Salva vidas sin usar la fuerza.

 

Se quedan varios superpoderes en el tintero, pero por desgracia mi superpoder es la supervelocidad superlenta y claro, llevo ya más de tres horas para redactar el artículo y se me va a ir la vida… Así que, ¿te has sentido identificada? ¿Has percibido la fuerza? ¿Cuántos superpoderes de mierda has marcado en tu cartilla de Vengador de andar por casa? 

 

Carla Jano