
Todas las personas que quieren tener hijos se imaginan de una forma u otra cómo les educaran, en gran medida influenciadas por las estanterías llenas de libros sobre maternidad del Carrefour, los canales de Youtube en los que papis y mamis súper felices, fantabulosos y nada posturetas cuentan su idílico día a día, los cuñados pesados que les aconsejan dar “un tortazo a tiempo” o los padres “expertos” que tachan de criminal a todo aquel que osa dar un cachete a un niño y, sobre todo, lo que han aprendido en casa cuando eran renacuajos.
Por Marina Pinilla