Lo que pasa es que cuando alguien te pone a mil y hay una química brutal, hasta ese olor "de mierda" te gusta, pero si te lo dieran a oler en otro momento, no te acercabas ni a cincuenta metros.
Por lo tanto a partir de ahora cada vez que venga algún listo y os diga: ”Se te está cayendo el pecho”. No hay respuesta alguna más que: “Si, al mismo ritmo que a ti tus bolas”.