Estoy harta de ver anuncios de mujeres con los pechos en la garganta. Fotos de modelos de 15 años con los pezones que les miran hacia arriba. Porque así es como deben estar nuestros pechos. Turgentes, erguidos, y bien colocados. Tanto si tienes una talla pequeña como si tienes una 120, que ya solo por el peso y la ley de la gravedad empiezan a caerse antes, tus tetas o están a cinco centímetros de tu garganta o tú ya eres un desecho  de mujer. Así de claro te lo digo.

Solo  hay que subir una foto de una mujer con el pecho ligeramente caído (no hace mucho lo hizo la Pedroche y casi la apedrean) y ya se te echa la sociedad encima con su dedo acusador de tetas diciéndote: “Pero tápate”, “¿Qué haces enseñando el pecho si lo tienes caído?” “Ponte un wonderbra” “hay sujetadores que las suben” “¿Qué haces sin sujetador si te llegan a la cintura?” “No puedes hacer top less en la playa con esas tetas” “Uff después de la lactancia o te operas o eso ya no se recupera jamás” “¿Dónde va esa con las tetas como pimientos asados?”

 

Y podría seguir con un millón de frases más pero es que me da pereza. Y por eso hay operaciones de estética, anuncios de cremas reafirmantes de pechos, sujetadores con rellenos y que las suben a las nubes, tratamientos estéticos, radiofrecuencias…

Porque la puñetera realidad es que tú mujer solo tendrás las tetas en la garganta a lo sumo hasta los 25 o 30 si me alargas. A partir de ahí, eso empieza a bajar poco a poco, lentamente y ya no tienes derecho a la vida porque eres una puta vieja con las tetas caídas que o te las subes o mueres.

Y yo que ya pertenezco al grupo de las muertas, a las que se les han vulnerado los derechos de sus tetas claramente, me hago una pregunta. ¿Y vuestros huevos qué?

Porque queridos os informo que vuestras pelotas también se caen, al mismo ritmo que nuestras tetas, y nadie dice absolutamente  nada.

¡Se me están cayendo las bolas por segundos!

Y en mi opinión personal son aún más feos vuestros huevos colganderos que nuestras tetas en la cintura. Pero claro hay una diferencia abismal y es que tú eres hombre y aunque tus pelotas parezcan el cuello de un pavo real de 200 años no pasa nada, te puedes permitir que te lleguen a las rodillas.  Pero como yo soy mujer mis tetas no tienen los mismos derechos.

Y si no es así que alguien me enseñe un anuncio en televisión,  en una revista o donde quiera que sea que diga:

“Querido hombre que has pasado la treintena, ¿se te caen los testículos? , ¿estás harto de no tenerlos pegaditos y redonditos como en la juventud?, ¿las mujeres te rechazan por ello?, ¿solo puedes usar bañadores push up porque si no se te salen por abajo? ¿Cuándo caminas por la playa vas dejando una raya a tu paso que es la marca de tus pelotas que ya te llegan al suelo y se te queman con el calor de la arena? ¡Tenemos la solución! Nuestro nuevo tratamiento lifting pelotil que en sólo 10 sesiones de descargas en tus huevos a 200 euros la sesión verás cómo se te subirán a la luna”.

Así de bonitas son vuestras pelotas, por si no os habíais dado cuenta.

Y sino este otro en cualquier clínica de operaciones estéticas:

“¿Quieres volver a tener los testículos turgentes y duros como pelotas de tenis? Con nuestra cirugía de elevación huevil volverás a sentirte bello y joven y sobre todo, hombre”

Y que por el módico precio de 6000 euros te las dejen como a los 18.

Quiero ver esos  puñeteros anuncios en carteles, en la tele, en la radio, en instagram y en todos lados.  Bombardeando a los hombres de que sus pelotas se les caen y dan puta pena. Porque si pedimos igualdad, o  se nos cae a todos todo y no pasa nada o pasamos todos por el aro. Pero mis tetas tienen el mismo puñetero derecho que tus  testículos, eso te lo digo desde ya, y alguien tenía que gritarlo a los cuatro vientos.

Si los pellejos dan pena según esta sociedad, los dan los de todos, sean hombres o mujeres, si las canas hacen viejo, hacen a todos, y si tenemos que tenerlo todo en el cuello pues en vez de corbata, operaos y lucid vuestras pelotas.

Por lo tanto a partir de ahora cada vez que venga algún listo y os diga: ”Se te está cayendo el pecho”. No hay respuesta alguna más que: “Si, al mismo ritmo que a ti  tus bolas”.