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Te Quiero Imbécil es una de las últimas comedias románticas que han llegado a Netflix para alegrarnos el fin de semana. Y no solo porque salga Quim Gutiérrez. Que también.

 

La trama es de esas sencillas pero que te enganchan: chica y chico rompen su relación de años, chico se vuelve a casa de sus padres, chico intenta ligar a través de internet, chico tiene una vida que es un desastre, chica rehace su vida, aparece chica que es una antigua compañera del instituto, chica que rehace su vida se convierte en el perro del hortelano…. Y hasta aquí puedo leer porque sino os haría spoilers de los grandes, y eso no.

Quizás, una de las cosas que más me ha llamado la atención sea la importancia a la amistad que se le da en la película. Es una comedia romántica y la cosa va de amor, desamor y enamoramientos pero en esta película la amistad, tanto  entre chico/chica y chico/chico tiene un papel protagonista que es el hilo conductor. Decían nuestras abuelas que las cosas que se cuecen a fuego lento saben mejor, y eso pasa con las historias en esta película.

Otra de las cosas que me ha hecho aplaudir sola desde el sofá es la normalización de los cuerpos. Que tú que me lees dirás, ¿normalización de los cuerpos hablando de Quim Gutierrez? Vale, el cuerpo de este hombre cumple esos cánones de belleza que la sociedad nos ha ido inculcando a lo largo de los años pero que la caracterización de la protagonista, la gran Natalia Tena, no sea el estereotipo de belleza establecido se agradece mucho. Y más aún en este tipo de películas.

 

No puedo contar mucho pero la escena de Marcos (Quim) en el billar me ha encantado. Seguro que cuándo la veáis, o si ya la habéis visto, sabéis por qué.

A lo largo de la película, es imposible ver a Ernesto Alterio convertido en gurú argentino sin reírse.

Es, una comedia romántica más de esas de sofá y palomitas, perfecta para una tarde en casa. Es una de esas películas que verás y comentarás con alguna amiga. Además, si has nacido en los 80 o principios de los 90, verás algunos guiños a acciones rutinarias de aquella época que ahora han desaparecido que te llenarán de nostalgia. Seguro.

Puede que no sea una comedia de esas que ves una y otra vez como ocurre con, por ejemplo Primos, pero te prometo que en esta también hay baile y aunque no es al ritmo de los BackStreet Boys no está nada mal.