Durante estos meses es la frase que más he escuchado, puede, que no de forma literal pero ese miedo a vernos gordos ha salido a relucir de forma tan tóxica que, al menos a mí, me lleva a pensar que aun nos queda mucho trabajo que hacer con el respeto a todos los cuerpos.

Echando un vistazo a redes sociales, los mensajes son claros. En tiempos inciertos y con este año tan raro que llevamos uno de los grandes miedos a parte del evidente, es el temor a vernos más gordos.

Y esto nos afecta a todos sin importar cual sea nuestra forma física. He tenido a mi alrededor ejemplos de todo tipo. Alguien con un cuerpo estupendo que ha engordado unos 2 o 3 kilos, a quien se ha matado a hacer ejercicio en casa de todo tipo, a quien si ha engordado más de lo que esperaba… Una larga lista.

¿Qué tienen en común? El miedo a engordar, a mantenerse en su peso habitual, al miedo al qué dirán…

Admito que soy la primera a quien le ha pasado. Al principio de toda esta locura, me apunté muy motivada a hacer ejercicio en casa, a intentar ser constante, a tratar de comer más sano o al menos evitar caer en tentaciones innecesarias. Pero no duró eternamente.

Imagen de La volátil. Agustina Guerrero

Parece que olvidamos, que no tenemos que ser como otras personas esperan que seamos; sino como queramos ser. Sea cual sea nuestro proceso, nuestro objetivo o estado. Lo más importante es aprender a querernos en todo momento. La felicidad no viene medida en kilos y, menos mal. Nos asusta tanto lo que otros puedan decir o pensar sobre nosotros que nos obsesionamos con contentarles, con hacernos un poco invisibles, con pasar desapercibidos obviando que, nuestro aspecto físico (si bien importante) no es lo esencial de nosotros mismos.

 

Nuestro aspecto no es más que una parte más de lo que somos, no es lo que nos define. Es solo una pequeña muestra, como las portadas de los libros. Y no, no siempre serán a gusto de todos. ¿Sabéis que os digo?

Que todas esas personas que pretenden hacernos de menos sin conocernos, sin darnos la oportunidad de demostrar nuestra valía y potencial yo las quiero muy lejos. Que estoy cansada de mostrar mi cara amable al mundo cuando, a menudo, lo que veo son desprecios, miradas y comparaciones. No hemos venido al mundo para contentar a los demás, sino para vivir nuestra vida como queramos y bien orgullosos de ser nosotros mismos y no una copia exacta de nadie.

Que nuestra belleza, está en eso que nos diferencia del resto, en esas cosas que tanto odiamos en nuestra persona. Así que, recuerda esto cuando dudes: Cabeza alta, paso firme y a comerte el mundo.