El momento de lectura del test de embarazo es único. Ya sea para bien o para mal, siempre genera tensión. Quizá esperas con ansias ese positivo o deseas con todas tus fuerzas que sea un “no” como una catedral de grande. Puede derivar de una búsqueda eterna o de un polvo esporádico. Las reacciones son variopintas, así como las consecuencias al resultado. He reunido a mi grupo de posparto para hablar sobre cómo fue nuestro momento test. ¡Gracias a las mamis que participaron!

La que no sabe interpretar el resultado

Se hizo el test porque hace tiempo que no usa su copa menstrual. Lo mira por un lado y por el otro, de cara y del revés. Después de orinar, y mientras espera el resultado, se lee el prospecto en español y portugués. A pesar de todo, cuando observa la ventanita con las dos rayitas no lo entiende. ¿Eso es que sí? Son dos rayas… ¿Serán dos bebés? “¿Por qué no me habré comprando uno de esos test modernos que me dicen con palabras si estoy o no embarazada”, se pregunta confundida.

La que se emociona

Ella grita, llora y llama a todos sus contactos de la A a la Z, sin importar si mantienen o no relación. Lo publica en todas sus redes sociales, en el estado de WhatsApp. Quizá se olvida de avisar al padre del churumbel, pero su prima la del pueblo se conoce incluso los detalles del día de la concepción. Ella ya se siente madre y, de repente, le llegan todos los síntomas. ¡Tiene hasta barriguita con 4 semanas!

La prudente

Tiene miedo. A pesar de que le hace ilusión, prefiere contener la emoción por temor a la pérdida. Es posible que lleve una larga búsqueda con abortos incluidos y su corazón está tan roto que se anestesia ante el positivo. Está ahí, es real, pero hay que esperar. Esperar a confirmar que está todo bien antes de contarlo a la familia, esperar a que sea evidente a la vista para compartirlo con el mundo. Ya sabe lo que son los problemas y considera que mientras menos gente lo sepa menos explicaciones hay que dar llegado el caso.

La influencer

Nada más ver el positivo ya está pensando en cómo explotar su embarazo en redes sociales. “Los bebés dan muchos followers”, afirma convencida del éxito que tendrá entre su público. Quiere sorprender a su pareja, pero también a sus padres, suegros y amigos. Montará un vídeo con las reacciones y le entusiasma la idea de una fiesta de revelación del sexo con la cara de su retoño extraída de una ecografía 5D estampada en un pastel. Va a retransmitir en directo hasta la prueba curva de la glucosa.

La margarita de los altibajos

“Lo quiere, pero no lo quiere”. Está contenta, pero triste a la vez. Le preocupa la situación, pero le ilusiona. Cree que no está preparada, aunque a la vez sabe que será una gran madre. Hace apenas unos segundos que se sabe que está embarazada y siente una avalancha de sentimientos contradictorios que la hacen reír y llorar, llorar de risa. ¡Hormonas!

Uno más…

La que quiere una familia numerosa y acostumbra a ver positivos como anuncios de Telecinco. Empalmando embarazos y lactancias, no ha tenido la regla en 10 años. Ante el test de embarazo se muestra indiferente, sabiendo que la historia se repite por séptima vez.

La que no quiere y punto

También está la que el positivo le causa rechazo. Lejos de sentir alegría, supone un disgusto. Quizá se lo cuenta al padre o quizá no, y toma la decisión ella sola. Su cuerpo, su decisión.

Muchas reacciones, diferentes sentimientos. Todos válidos. Desde felicidad hasta tristeza, pasando por ilusión contenida y preocupación. ¿Qué sentiste tú cuando viste tu positivo en el test?