Nadie se libra de las flatulencias. Y hoy vengo a hablaros de esos tipos de pedos que todos nos hemos tirado alguna vez.

 

Está muy claro que uno no puede ir por ahí soltando gases a discreción en cualquier momento y lugar.

Sin embargo, no es menos cierto que todos, en algún momento del día, dejamos escapar por la puerta de atrás el airecillo que nos sobra y molesta dentro.

¿Verdad? Admitámoslo, es así.

Las padecemos y, como vivimos en sociedad, nos esforzamos en evitar que el resto del mundo las sufra o se dé cuenta.

El pedo puede ser más o menos controlado, más o menos oloroso y, entre otros, más o menos ruidoso.

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En efecto, los gases pueden salir de nuestro cuerpo de un montón de maneras y he aquí algunas de ellas.

 

TIPOS DE PEDOS QUE TODOS NOS HEMOS TIRADO ALGUNA VEZ

 

  • EL NINJA. Un clásico. Es silencioso, es letal. Nada más que decir.

 

  • EL SICARIO. Otro habitual en las escalas pedorras. Es igual de mortífero que el ninja, pero el sicario llega arrasando, no le preocupa lo más mínimo pasar desapercibido.

  • EL PEDO CON TAPA. Este que dices, uy, tengo un pedito, mejor fuera que dentro. Y, zas, te deja una tapita gratis en la ropa interior. Qué majete.

 

  • EL REVELADOR. Te lo tiras, te llega a la nariz y, aunque tus pedos no huelen, recuerdas de repente que has comido cocido. O callos. O judías. Lo que sea. Está muy orgulloso de sus orígenes y lo pregona a los cuatro vientos. Nunca mejor dicho lo de los vientos.

  • EL IN CRESCENDO. Praprá. Prapraprá. Praprapraprá. ¡PRA! Sabes dónde quiero ir a parar, ¿no? Pues eso.

 

  • EL TRAIDOR. Este cuesco va de discreto, de modesto. Te hace creer que no será gran cosa, que probablemente será silencioso e insignificante. Haces una presión abdominal mínima, te concentras en darle la apertura anal justa para liberarlo con todo sigilo y va él y, venga, puñalada trapera. Hace un ruido tal que hasta tú te asustas. Y no, esa tosecilla no va a engañar a nadie, my friend.

  • EL TÍMIDO. No quiere salir a jugar. No se atreve a asomarse, se queda dentro. Paseándose por tus entrañas, haciendo que te retuerzas de dolor. Qué a gusto te quedarías si por fin le diera por salir.

 

  • EL HARLEY DAVIDSON. Emite un sonido grave, sostenido, que te dan ganas de patentarlo también y denunciar a Harley Davidson por plagio.

  • EL VENGATIVO. Es ese que echaste para atrás cuando ya lo tenías en la punta del culo. Y le jode, se cabrea y se venga de ti durante horas. Que voy, que no voy, que ahora sí, ahora no, que ahora te apuñalo un riñón… Cuando por fin quieres/puedes tirártelo, se pone en plan ‘del barco de Chanquete, no nos moverán’ y, por más que aprietes, no logras hacerlo salir.

 

  • EL CABALLO DE TROYA. El peor de todos. El gran villano de los gases. Es ese pedo cabrón que dejas salir con total tranquilidad, del que esperas un resultado quizá estridente, tal vez nauseabundo, y que en realidad te sorprende con el peor de los finales. No era una simple ventosidad. Te has cagado encima.

¿Los has experimentado todos?

¿Alguno más que añadir?

 

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