Los que han decidido ser Eva Nasarre en la Cuarentena
Entiendo que hay gente muy activa y deportista que necesita sus rutinas de ejercicio como el agua que respira, pero amiga, la última vez que tú hiciste deporte fue en el instituto en Educación Física. ¿A cuento de qué ahora te crees Patry Jordan? Nunca te daba tiempo a ir al gimnasio pero sí al Burguer King dos veces por semana. Vives el encierro preparándote para las Olimpiadas con cuatro kilos de chocolate Milka en la despensa. Tranquila, se han cancelado los juegos olímpicos.
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Los locos de las rutinas
Tienes más horas del día cogidas que un dentista. Una hora de cardio, una hora de lectura, otra de limpieza, yoga de tarde y una sesión de Karaoke por la noche. Ya has ordenado todos los armarios de la casa, limpiado sobre limpio. Eres de los pocos al que el cambio de hora le cambió de forma sustancial la vida porque vas tan a tope que vas a salir reventado de la cuarentena. El día de la marmota fue creado para gente como tú.
Los amenizadores
Te has envuelto de momia con papel higiénico, paseado a la virgen por el tendal, tocado el Ukelele y grabado para mandárselo a todos tus contactos. Te has pillado por amazon bafles, bola de discoteca y cañones de humo para ser el DJ más guay del vecindario. Pero cuidado, cuando llega el momento en que pones a Juan Pardo y OT1 Adelante por los sueños que aún nos quedan a toda hostia, ES EL MOMENTO DE PARAR.
Los informadores
Tienes una amiga en el hospital, una prima corresponsal y un contacto en el Gobierno. Sabes más del virus que nadie aunque no hayas tocado un libro de medicina en la vida y todos los oscuros secretos del confinamiento pasan primero por tu teléfono móvil. Eres el adalid de la información, la Gloria Serra del Whatsapp, con una agenda llena de contactos que te mandan unos audios que harían temblar los papeles de Bárcenas. Infundes noticias de terror y memes de coña a partes iguales. Allá donde está la noticia, estás tú.
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Los Máster Chef
Has cocinado todas los platos que había en la libreta de recetas de tu madre y hecho más postres que si regentases una pastelería. Has acabado con las existencias de repostería del Mercadona y más que de tu casa, lo que no sales es de la cocina. Te crees que estás en «Ven a cenar conmigo edición Gourmet» pero detente, estás a un paso de ingresar a un convento de clausura para hacer mazapanes para Nochebuena.
Los que cuelgan todo en redes sociales
Publicas desde las legañas que te limpias por las mañanas al aplauso de cada día en el balcón. Filtro Valencia y 200 hashtags en una foto de una botella de Lanjarón. Stories con pecas en la cara para anunciar que está lloviendo y te crees original subiendo la story de una tortilla de patatas como si el resto del mundo sólo comiese bocadillos de mortadela.
Los borrachos
La cuarentena te va a convertir en lo que tarde o temprano esperabas ser, una borracha que se mama sola en casa. En la nevera tienes medio cartón de leche, un paquete de embutido y 40 cervezas frías. Catas de vino online, yo nunca por skype o al solitario con chupitos de Tequila. Te bebes hasta el agua de los floreros. Tu cuerpo necesita alcohol, y no en gel.
Los que no paran de comer
Tu pirámide alimentaria se basa en Ruffles y Cheetos. A pesar de que no paras de darle al buche por momentos te preguntas, ¿he comido algo ya? Y tu drama diario es cómo gestionar el hambre que tienes al final de la tarde cuando es muy tarde para merendar y demasiado pronto para cenar. Pero no finjas que es por la cuarentena. Cuando regalan caramelos, siempre eres de los que coge más de uno. El final de la cuarentena te espera con un armario lleno de túnicas porque empiezan a apretarte ya los calcetines.
Cuéntanos, ¿con cuál te identificas más?
