Nunca he sido de esas personas que sueñan desde pequeñas con una boda a lo grande, en plan princesa de Disney. Todo cambio cuando fui a la boda de mi prima Patri. Fue un evento muy íntimo y opuesto a convencionalidades. Me enamoré del amor. Los discursos de sus amigos, la comida, la pequeña banda de Jazz tocando covers de canciones famosas. Fue una preciosidad, y me di cuenta de que igual sí que me hacía un poco de ilusión casarme algún día.

Hace tres años conocí al que es mi pareja, Mario. No quiero ponerme pesada, pero desde el primer minuto me di cuenta de que era un chico especial e increíble. Su sentido del humor, su ambición, su forma de cuidar a mis sobrinos, su pasión por la comida, sus ideas alocadas. Todo me gustaba, y poco a poco me fui enamorando.

A los seis meses me pidió vivir juntos y empezamos a buscar un pisito en el que crear nuestra historia. Cuando lo encontramos, adoptamos a una gata preciosa y tiempo después nos encontramos un perrito de un año abandonado. Nuestra familia era de 4 seres vivos rodeados de risas, amor y muchos pelos en las mantas.

Resultado de imagen de dog cat

En diciembre hicimos un viaje a Budapest, y en un mercado navideño me di cuenta de que quería casarme con él. Sin pensármelo mucho mientras comíamos unos pasteles de chocolate, le pregunté si quería casarse conmigo. Me dijo que sí, y al día siguiente fuimos a una tiendecita de productos artesanales a comprar un anillo que elegimos entre los dos. No recuerdo bien, pero creo que costó menos de 10 euros. Era sencillo, de acero inoxidable mate con una pequeña piedra violeta, mi color favorito.

Al volver del viaje empezamos a dar la noticia, y la primera reacción de absolutamente todo el mundo era mirarle a él y preguntar “¿cómo se lo pediste?”. Cuando les decíamos que había sido yo, era como si se decepcionasen o no lo entendiesen bien.

Os prometo que me han soltado comentarios de todo tipo:

  • Eso no es romántico, es el chico quien debe pedirlo.
  • ¿De verdad quieres recordar la pedida de mano así? Es un poco cutre.
  • Esto del feminismo se te va de las manos (esta fue mi frase favorita).
  • Cuando tengáis hijos y os pregunten cómo fue, ¿no os dará pena contarles que tú se lo pediste a él?
  • Hay tradiciones que no se deben perder, y que sea el chico el que lo pida es una de ellas.
  • ¿Un anillo así de barato? ¡Eso para un cumpleaños está bien pero no para una boda!

Y sé que está mal, pero todo esto me afectó. Cuando cuentas a tu familia o a tus amigos que te vas a casar, lo que esperas es alegría por su parte y no decepción o confusión.

Por suerte mis mejores amigos se alegraron infinitamente, y cada vez más gente lo va a entendiendo. Aun así queda mucho trabajo por hacer para lograr romper con todos esos roles y estereotipos machistas tan rancios. Visto lo visto, cuando se enteren de que no me voy a vestir de blanco ni llevar tacones les va a dar un infarto.

Resultado de imagen de friends monica proposal