La gente que es así no cambia. Yo tengo una amiga que se quedaba hasta el dinero del bote que dejábamos para el camarero. Es la «generosa» que siempre se ofrece a pagar con tarjeta porque sabe que vamos a redondear a la alza. Si son veinte céntimos más, eso que se lleva. ¡Rápida como pocas para quedarse las vueltas! Una persona que ha celebrado siempre su cumpleaños en casas ajenas, en lugar de en la suya propia. Parasitando y racaneando toda la vida y no, no es por un mal bache o por falta de capital. Después de más de veinte años viéndola en acción te diré que la gente que es así no cambia.
Tienes tres opciones: dejas de invitarla o te vuelves más viva y menos generosa. La tercera opción es seguir siendo la pagafantas.

No hagas caso a Lulú que es otra jeta de manual, como tu amiga. Y además una triste y una amargada.

Suficiente hiciste pagando la compra del finde. Si quería ir a cenar que pague su parte, se paga por igual y punto.
Yo no abandonaría una amistad por este motivo, pero la próxima vez te aseguras que va a pagar o no sé sale.