Jamás pensé que llegaría a escribir nada aquí, pero aquí estoy, necesito vuestras opiniones. Va a ser extenso, pero necesitáis conocer los detalles.
En abril del año pasado, lo dejé con mi ex. Fue la relación más tóxica que he tenido (y que tendré, espero).
Él es ludópata y drogadicto. Os cuento esto para poneros en contexto. Cuando yo empecé con él, tenía 23 años. Me contó que tenía un problema con las máquinas, me dijo que por mí se acaba y yo me lo creí. Estaba bastante pillada cuando me lo contó, y a fin de cuentas seguía siendo una cría. Después de contármelo, al día siguiente, nos encerraron a todos por covid. En ese tiempo me seguí pillando por él. Lo idealicé bastante, pero son cosas que ves después. Pasó la cuarentena, volvimos a salir a la calle y ya sabéis lo que pasó, cayó en las máquinas, 3 veces (las que yo pillé, probablemente serían más).
Después de esas tres me juró por alguien muy importante en su vida que no lo haría más, y yo le creí. No vi nada extraño, y al año y medio de relación, nos fuimos a vivir juntos.
¿Y qué tiene que ver en todo esto mi «amiga», diréis?

Yo a ella le conté todo esto. Me sentía refugiada en ella, y comprendida ya que su pareja también tiene problemas de adicción.

Fue pasando el tiempo y mi relación se volvió una pesadilla. Desconfianzas, voces altas por su parte, llegaba tarde a casa y no me daba explicaciones, y siempre le daba la vuelta a la tortilla a todo, haciéndome a mi creer que todo era por mi culpa.
Durante todo este proceso, mi expareja y yo teníamos mucho contacto con mi amiga y su pareja. Íbamos mucho a su casa a comer, viajábamos juntos… y ellos dos se hicieron buenos amigos. También vieron los comportamientos tóxicos que tenía mi pareja hacia a mí y nunca se pronunciaron, aunque tampoco debían hacerlo. Yo no sabía como salir de la relación, porque mi expareja me decía que si me perdía, no le quedaba nada en la vida. Le dije a ella que para mí el límite era que volviese a las máquinas, ya que lo pasé muy muy mal aquel verano de las tres veces, y no estaba dispuesta a pasar por el mismo calvario.

Un día, puse una lavadora y le dije que la tendiera. Como no lo hacía, volví al sofá (que es donde estaba siempre, según él, siempre le dolía la espalda) y le dije que si pensaba tenderla o qué. Me contestó literalmente: «La tenderé si me sale de la p*lla». Para mí esa frase fue suficiente. En otras ocasiones me decía cosas peores, pero aquello para mí fue la gota que colmó el vaso.
Le dije que se fuera de mi casa, que se terminaba. Estuvo los dos meses siguientes enteros haciéndome chantaje. Hasta me planteé volver con él. Cada vez que me veía por la calle, se paraba, y hablábamos. No me importaba, ya que no lo habíamos dejado en malos términos, aunque realmente, no me estaba dando cuenta de lo que pasaba.

Yo se lo conté a mi amiga porque él quiso, pero a mí no me apetecía ir contando que mi relación había terminado. Era mi amiga y tenía confianza suficiente para contárselo, pero para mí era muy doloroso hablar del tema, hasta con ella, con cualquier persona. Vivo en un pueblo de 3000 habitantes y para mí tener que dar explicaciones era durísimo. No tuve apoyo por su parte, aunque como ya he mencionado, se lo conté, pero bueno, tenemos nuestras vidas, ya éramos mayorcitas, y lo entendía. No me faltó cariño de mi familia y de 2 de amigas a las que sí tuve valentía de contárselo, así que todo guay, no lo tuve en cuenta.

Una noche después de dos meses de romper me llamó a las 5 de la madrugada para decirme que se había gastado 1200 euros en las máquinas y que se había tomado un tarro de ansiolíticos. Lo del tarro no me lo creí, pero lo de las máquinas… me sentí aliviadísima. Estuve cargando con la culpa de haberlo dejado esos dos meses, y en ese preciso momento entendí que realmente, merecía algo mejor. Le dije que lo ayudaría a buscar apoyo psicológico, que iríamos a mi terapéuta si quería, me ofrecí a ayudarlo en todo, pero yo no iba a volver con el ni quería saber nada más de nuestra relación. Además, me estaba enamorando de mi mejor amigo, y sabía que ahora iba a hacer mi vida, era mi momento. A la mañana de todo aquello, llamé a mi amiga, vino a mi casa y le conté lo que había pasado. Le dije que me sentía tranquila de tomar aquella decisión pero estaba muy nerviosa. Ella se limitó a callarse y a escucharme. Y una vez terminé, me soltó: «le voy a dar un ultimátum a mi novio».

Me sentí fatal. Nunca le había pedido nada, nunca le di la tabarra a nadie con mi relación. Sólo fue ese día, ese momento que solicité su atención. Y en lugar de hablar del tema, me dice que le va a dar un ultimátum a su novio. No dije nada, pero esta vez sí se lo tuve en cuenta, sí me dolió.

Los días pasaron, él vino a mi casa y recogió algunas de sus cosas de malas maneras. Empezó lo más tormentoso. Cada vez que salía a la calle, me lo cruzaba, yo andando, él con su coche. Se paraba a veces para preguntarme que si lo echaba de menos o que si íbamos a volver. Le era sincera, le decía que no y que nunca me había sentido tan aliviada. Yo esto se lo contaba a mi amiga, que me escuchaba y se callaba, no me daba opinión, nada. Y a mí eso la verdad es que me mosqueaba bastante. Para colmo, se lo llevaron de festival y se hartaron de sustancias, ya sabéis. Y me empecé a preguntar si yo era su amiga o lo era él. Entiendo que tengas relación con él, pero él me estaba haciendo daño, y no me sentía apoyada por su parte. Y a fin de cuentas, ella lo conocía por mí.

Al par de meses, mi mejor amigo y yo empezamos a salir. Lo llevamos en silencio, hasta que no aguantamos más las ganas y en la feria del pueblo, con nuestros amigos cercanos, nos dimos un beso para confirmar lo que ellos sospechaban, todos se alegraron por nosotros. Gritos de alegría, abrazos, uno de los momentos más bonitos de mi vida. Ella no estaba presente porque estaba de viaje, pero una de nuestras amigas se lo dijo a ella por whatsapp (somos prácticamente todos del mismo grupo). ¿Qué hizo la amable pareja? Llamar a mi ex para contárselo. La misma noche.

Después de eso, el cruzármelo se volvió más intenso. Si salía a las 7 de la mañana con los perros, me lo cruzaba.
Si salía a las 7 y 10 de la mañana, me lo cruzaba. Saliese a la hora que saliese, me lo cruzaba.
Si salía a las 7 y cuarto de la mañana, me lo cruzaba.
Si salía por la tarde, me lo cruzaba. Fuese la hora que fuese, todos los días, al menos 2 veces. Se volvió algo tormentoso.

Se lo conté a mi amiga, en varias ocasiones. Que se limitó a mirarme juzgándome. Sé cuando alguien mira de esa forma. Y a callarse, otra vez. Di por hecho que no me creía, pero como he dicho antes yo estaba haciendo mi vida, era feliz y no me importaban nada estas cosas.

Pasaron varios meses. Lo de cruzarme con mi ex se volvió en que él me seguía. Empezaba a ir a andar a donde yo iba, empecé a asustarme. Se encontraba conmigo en el campo, a solas. Él sabía que yo iba ahí porque cuando estábamos juntos, yo llevaba allí a mis perros. Se lo tuve que contar a mi pareja y a mis padres y me empezaron a acompañar. Todos comprobaron que era tal cual como yo lo contaba. Mi novio empezó a rayarse, porque veía que yo estaba mal porque me estaba empezando a afectar. Un día, que fui sola a sacar a los perros y literamente me siguió (lo llevaba a mis espaldas). Así que mi novio, fue a casa de mi ex a decirle que por favor, dejara de seguirme. Mi ex se lo tomó mal, lo insultó y demás, y aunque mi novio no se fue tranquilo de su casa, al menos le dejó dicho que sabíamos de sus intenciones. Al día siguiente, mi padre también habló con el. Yo cambié de ruta y me iba a una parcela de mis padres.

Como comprenderéis, a estas alturas no le conté esto a mi amiga. Sabía que iba a seguir mirandome de aquella forma, y no le iba a contar cosas que sabía que le darían morbo, que son las mismas cosas por las que mi familia, mi novio y yo lo estábamos pasando mal.

Un día, por la cara, ella va y me cuenta que cuando yo estaba con mi ex, ella sabía de varias veces que él le había echado a las máquinas. No me lo contó en los momentos que había pasado, me lo contó cuando ya estaba con mi pareja, rehaciendo mi vida. Me sentí muy mal con ella porque yo le decía, que para mí el tope de mi relación era que volviera a jugar a las máquinas. Tampoco le dije nada porque ya era cosa del pasado, pero me sentí muy dolida. Una amiga no te hace eso.

Para colmo, mi hermana y mi madre tuvieron un accidente con dos buenos amigos suyos. Su amigo se saltó un cruce y embistió con el coche de mi madre y de mi hermana. Este amigo iba como iba de ya sabéis y quería quitarse del medio, que fue lo que hizo. Ella me lo contó corriendo, antes que mi propia familia, diciéndome que mi madre iba corriendo. Ni si quiera conducía mi madre, era mi hermana y ellas no tuvieron la culpa. La tuvo su amigo. Pero ella fue contando por ahí esa versión. Ni se preocupó en preguntarme cómo estaba mi hermana, pasamos toda la noche en el hospital.

Ahora viene lo fuerte. Ya os he dicho que tenemos un grupo en común. Pues le pregunté a una amiga cercana de las dos que si ella sabía lo ocurrido de mi padre y mi novio hablando con él y que si ella me creía. Y sí, lo sabía y no me creía. Tócate los ovarios.

Ya a estas alturas, no la consideraba mi amiga. No cambié mi actitud con ella pero es cierto que no me preocupaba mucho por ella. Me sentía muy dolida y queriá decirle todo lo que sentía pero en el momento adecuado. En una fiesta regional, estabamos juntos todos los amigos, ella su pareja y mi pareja. Y viene de golpe a decirme «te pasa algo conmigo». A mi? que va. Me lo dijo tres veces, hasta que le dije que sí. Que me sentía super dolida con ella pero que no era el lugar ni el momento (había muchísima gente y ella había bebido) pero insistió. Nos apartamos de la gente, empecé a contarle las cosas y me lo negó, me negó que no le había contado que mi ex me seguía, me negó que no había ido hablando del accidente y se puso a llorar, delante del resto de mis amigos que aparecieron justo en ese momento. Me dejó a solas discutiendo con su novio que iba hasta arriba, el amigo de su novio que también iba hasta arriba y mi pareja, que intentaba mediar paz para que me dejasen en paz. Bochornoso.

A los dos días me buscó para que hablásemos. Le volví a contar las cosas y aunque no me las reconocía, me pidió disculpas y me reconoció que no me había creído. Y las acepté. Para mí es mñas difícil mantener el enfado que dejarlo pasar. Pero es verdad que ya no veo las cosas como antes, y es verdad que no es que se haya equivocado una vez, ni dos ni tres. Y también es verdad que ha apoyado más al amigo de su novio (mi ex) que a su amiga (yo).

Se casa el año que viene. Sinceramente ya no me considero íntima amiga de ella. No quiero participar en regalos, ni en todo el paripé que ya sabéis que se montan en las bodas, despedidas, etc. Voy a ir a su boda, pero yo solo me considero conocida, y sé que ella me va a querer tener en cuenta para esos planes.

Un apunte. Me enteré de que mi novio se drogaba cuando estaba conmigo, después de dejar mi relación. Pero eso es otra extensa historia en la que no me apetece entrar.

¿Vosotras qué pensáis de todo? ¿Y cómo afrontaríais lo que viene? Gracias por leerme.