Hace más de 5 años estuve saliendo con un chico, y nuestra relación duró más o menos dos años, pero en ese tiempo los dos nos hicimos un gran daño y aquel tiempo que pasé con él me sigue carcomiendo por dentro.
Éramos de comunidades autónomas distintas, a unas 4 horas en bus de distancia. Nuestra relación era prácticamente a distancia. Empecé a salir con él cuando comencé bachillerato y ahí conocí a gente nueva (entre ellos mi actual pareja).
Pues bien, los primeros meses fueron gloriosos con este chico, íbamos genial, pero al terminar el primer verano empezó a cambiar la cosa. Mi ex empezaba a exigirme el estar siempre atenta al teléfono para poder contestarle, si no empezaba a tener montones de llamadas perdidas, sms, correos electrónicos y mensajes por todas las RRSS por donde nos podíamos comunicar. Luego empezaba a lanzar indirectas horribles por Twitter a modo de «se va de zorreo y me abandona», y cosas por el estilo y a lo mejor todo esto sucedía en dos horas o así, en fin, tendría que haberle dejado por aquel entonces, pero es que estaba enamoradísima.
Pues continuó con cosas del estilo, me empezó a prohibir el beber alcohol haciéndome sentir súper culpable y ya ni hablamos si salía de fiesta con mis amigas, que incluso mi mejor amiga me dijo que me tenía controlada pero yo no quise aceptarlo.
Otra de las cosas que me hizo fue obligarme a tirar un vibrador que me regaló un amigo, que encima me lo regaló para que lo usase con mi novio, pero me decía que le hacía sentir inseguro y que preferiría a ese cacharrito más pequeño que la palma de mi mano que a él.
Bueno, pues ya os digo que lo usé, le mentí diciéndole que no lo había usado, lo metí de nuevo en la caja cuando llegó y lo cerré como si no hubiera sido abierto, pero por él acabé tirándolo.
Llegué hasta el punto de acabar mintiéndole cuando salía con mis amigas, de mentirle cuando bebía y cosas así, todo para que me dejase tranquila y poder disfrutar de aquellos momentos con personas que aprecio aunque me sentía muy mal por tener que mentirle.
También le gustaba hacerme sentir celosa ¡Incluso llegó a decírmelo!. Lo que solía hacer era empezar a hablar con muchas chicas y luego mandarme las conversaciones de si ellas tonteaban con él para luego cortarlas diciendo «que tengo novia, no sigas por ahí que no está bien». Nunca entenderé la motivación de hacer eso y yo no entiendo cómo no corté de raíz la relación.
Pero ahora viene la parte que yo hice mal… en el segundo año de nuestra relación que era cuando yo entraba en segundo de bachillerato, empecé a hablar mucho con un compañero de clase, nos llevábamos muy bien y nos contábamos movidas de todo tipo, incluidas lo que pasaba con mi pareja de entonces. Me empezó a gustar muchísimo mi compañero pero pensé que era algo temporal y que se me pasaría pero también empecé a quedar con él de manera que ese sentimiento no sé desvanecía.
Al principio no quería nada con él más que amistad o eso creía. Una noche saliendo de fiesta, debido al alcohol y a mi frustración con mi pareja porque le había tenido que volver a mentir, nos liamos y no sólo eso, sino que tuvimos sexo. Al día siguiente me sentía fatal, y mi compañero no dejaba de decirme que yo no estaba bien con mi pareja, que le dejase, que me lo había dicho mil veces antes y que ahora era el momento de afrontar la situación en la que estaba.
No me vi con fuerzas ni de hacerle caso a mi compañero ni de tener la fuerza de voluntad de decírselo a mi pareja.
Fue al mes y medio, más o menos, cuando decidí cortar con mi pareja exponiéndole todos los motivos por los que cortaba con él menos por el gran error que cometí, la infidelidad. A los 4 o 5 meses de cortar con mi ex, empecé a salir con mi compañero y ya llevamos 5 años juntos y nos va muy muy bien. Aún hay veces que me acuerdo de eso que hice y sigo pensando ¿Quién de los dos hizo peor?
Esto que mando es un grito de ayuda y egoísmo por mi parte, para liberarme de esta carga en mi conciencia mostrándolo al mundo, porque aún a día de hoy no me veo capaz de mirar a mi ex a la cara sin sentirme lo más podrida por dentro.
Si habéis llegado hasta aquí, gracias a todas, todos y todes por leerme.