Estoy súper triste, decepcionada y enfadada y necesito vuestra opinión para gestionar esto.
Llevo dos años y medio con mi pareja, tenemos gustos en común y gustos también muy diferentes. Yo me he interesado por los suyos todo lo que he podido. He pasado de no coger jamás un mando de la play a pasarme un videojuego entero. He leído, me he informado, le he regalado. He probado a hacer manualidades que le encanta y se me da fatal, lo acompaño siempre al cine todas las semanas y el 90% de las pelis es para ver algo que a él le gusta y a mí no. Hasta vamos de vacaciones la mayoría de las veces al sitio que él solía ir porque es importante por temas familiares y no a las playas que a mí me gustan.
Por mí, no lo siento recíproco. Solo me regala libros de vez en cuando y siempre son ilustrados (porque los ve bonitos) o de Lorca, que es el único autor que recuerda que me gusta. Me acompaña a mirar libros, y todo esto es algo que le agradezco enormemente, pero nada más. Es mayormente siempre lo que a él le apetece.
Y a mí hay algo que me encanta que es ir a conciertos: la música. Desde los 14 años que fui a mi primer concierto, voy a cumplir 26, he ido a uno casi todos los meses. Salas grandes, pequeñas, de grupos desconocidos… No sé si se me va a entender: no soporto los ruidos fuertes, me pongo ansiosa, siento que me quiero esconder debajo de una mesa o que me va a explotar el pecho, voy con earloops a todos lados y los conciertos son la excepción. Cuanto más alta la música mejor, me siento agusto, me siento feliz. No voy a discotecas ni a fiestas, no salgo apenas, pero los conciertos de verdad son mi plan seguro. Solía ir con mi hermana, que ya no me acompaña, o con algunas amigas que viven lejos ahora y tampoco podemos ir juntas.
Desde que estoy con él, ya os digo, dos años y medio, no voy a ninguno. Que no son siempre conciertos grandes eh, eso es muy pocas veces mayormente festivales normalillos, a veces micros abiertos, algún grupillo que toca en una sala mientras te bebes una cerveza con los amigos, etc. Pero ya os digo, no voy. Solo hacemos sus planes. No tengo a nadie con quién ir que no sea él y me gustaría compartir esa experiencia con él, que vea mi mundo, lo que de verdad me gusta hacer. Solo he ido a dos conciertos pequeños con mi hermana en este tiempo, porque le regalaron entradas y yo fui la acompañante. A ambos lo invité y no podia venir porque trabajaba. Eran de mis grupos nacionales favoritos y me dio mucha pena.
No he ido a muchos por ir a verlo a él y todos los que le he propuesto, grandes, pequeños, festivales, lo que sea… Siempre me dice que le encantaría vivir la experiencia, que no ha ido nunca a ninguno y que me quiere acompañar pero es que por el trabajo no puede. Trabaja los fines de semana y no puede cogerse apenas días libres.
La verdad es que me está empezando a afectar, no hago planes apenas, estoy muy agobiada con trabajo y estudios y si hacemos algo, no es nunca nada que a mí me apetezca y me llene de verdad. Veo a todo el mundo ir a conciertos y yo con el Spotify. Cuanto más estresada estoy, más me afecta, porque es un mecanismo que tengo desde adolescente para desconectar. Y a todo esto tengo entradas en Madrid para una cantante que ni me gusta porque le prometí a una amiga de la infancia hace años que si venía, la acompañaría y justo viene. Es un pastizal y no me apetece pero fue una promesa que le hice hace muchos años.
Desde hace un par de semanas estoy buscando ya conciertos de cantantes que le gustan a él (tenemos gustos diferentes) a ver si así. A uno de esa gente que le gusta me ha dicho que sí, que podría intentar coger los días pero al ver el precio (100€ en la ciudad de al lado) me ha dicho que no. Lo entiendo, es mucho. No tiene apenas dinero. Tampoco cree que le vayan a dar los días.
Bueno, pues va y me pregunta que qué día es el concierto al que voy a Madrid. Le pregunto por qué y es que un compañero del trabajo, que además es un niño (tiene 20 años y mi novio casi 33 y solo me cuenta que el otro se porta como un crío), le ha dicho que puede conseguir dos entradas para ir a ver a un trapero de estos argentinos que están de moda entre los jóvenes al Bernabéu también y le ha dicho que sí, que a ver si puede. El concierto es en dos semanas, cuesta más de 100€, el transporte es otra barbaridad (mucho más que a lo que a mí me ha dicho que es caro y por eso no), con un chaval con el que habla últimamente en el trabajo pero ni son amigos y es un niño… Pero para mí en dos años y medio no ha podido, siempre ha tenido que trabajar.
Pues qué queréis que os diga, ya me he venido abajo y se lo he soltado.
Que no es envidia porque vaya, no son celos, quiero que vaya y se lo pase bien. Es pena, es tristeza de que por ese tío sí sin pensar y por mí jamás. Es algo que para mí es muy importante. Me está doliendo. Se lo he intentado decir de buenas pero su respuesta ha sido decir que qué pereza, que tengo que estropearlo todo, controladora, que para todo necesita mi aprobación, celosa, envidiosa, tocapelotas y si lo hago por joderlo. Que si quiere ir va a ir y punto. Y me lo compara con el hecho de que yo vaya con mi amiga, que por qué yo sí puedo y él no. No lo entiende.
De verdad que no es el hecho de que vaya, no es que haga un plan con alguien que no soy yo, es el hecho de que haga ese plan que tanto anhelo con otra persona y conmigo jamás en tanto tiempo.
Estoy en shock, quizá esté exagerando pero no puedo evitar estar dolida y no sé qué hacer ya ni qué decirle.