Ayer, cuando iba camino del super, no pude evitar escuchar una conversación entre dos mujeres, de entre 45-50 años. No es que fuese cotilleando, es que ellas (sobre todo una) iban gritando como posesas.
¿El tema del griterío? Que la que mas gritaba había engordado la friolera de 200 gr..
Gracias a su estentórea conversación pude averiguar que la señora pesaba 48 kilos, con una altura aproximada de 1.65 (era como yo mas o menos, salvo que yo peso el doble que esa mujer).
Las adelanté dado que mi paso era mas rápido que el suyo y recibí mi ración de miradas de asco habitual. Y, como no bajaron el tono de voz, también pude escuchar su comentario hacia mi: «Si yo estuviera como esa me mataría».
Yo no estoy precisamente feliz con mi peso, pero he aprendido a tratar de olvidar el número y mantenerme lo mas sana posible y si pierdo un par de kilos, pues biendespedidos sean. Mi salud mental lo agradece bastante.
Lo que me pregunto es ¿hasta que punto es bueno/sano/adecuado/lógico/normal pillar semejante indignación por unos miseros 200 gr que los pierdes si vas al retrete?
Ganas me dieron de ofrecerle un yogur con bifidus a la buena mujer, a ver si así se le pasaba la rabieta, pero después de lo último que escuche, le daría un bollo relleno de mantequilla a saco y le diría que es integral y bajo en grasas >.<