Tal y como indica el título, me he criado en un hogar bastante roto. Mi padre tuvo problemas con el alcohol desde que tengo uso de razón, y a parte de eso fumaba mucho. Terminó por fallecer cuando yo a penas tenía 9 años. Desde entonces he vivido siempre con mi madre.
A ella, la muerte de mi padre la cambió para siempre. Se volvió fría, manipuladora y controladora desde entonces. Es cierto que a mí nunca me faltó de nada. Pero emocionalmente jamás se portó como una madre conmigo. Nunca se interesó por mis gustos, aficiones, intereses. Más bien intentó inculcarme lo que a ella le vino en gana. Jamás pude enseñarle algo que me hacía ilusión que viera. Si el tema no era de su interés simplemente respondía con un: «Menuda gilipollez, a ver si espabilas y dejas de perder el tiempo», o otra perla similar.
Tampoco pude nunca contarle mis problemas, ya que en vez de consolarme hacía todo lo contrario. Culparme y decirme que todo eso era debido a que yo era una pésima persona y no servía para nada. Eso sí, cuando era ella quien tenía el problema, sí que debía escucharla y dejar cualquier cosa que estuviera haciendo para estar con ella. Respecto a mis relaciones, prefiero no hablar demasiado. Simplemente diré que las ha masacrado todas. Odiaba verme con pareja. Más bien creo que odiaba verme feliz.
Ahora tengo ya 24 años y llevo un año fuera de casa. A mi madre casi no la veo, simplemente me llama ella de vez en cuando. A veces ni le cojo el teléfono. Por un lado siento que merece que le haga esto, pero por otro, una parte de mi se siente culpable.