Chiqui, he vivido y vivo con ello, pero en mi caso es mi padre. Y lo único que te puedo decir es que intentes ignorar.

Después de pasar años y años de bullying, depresión y una autoestima inexistente, mis complejos siguen a flor de piel. Y en vez de sentir apoyo en casa y animarme, él sigue sin comprender que la gente debería quererse tal y cómo es. Por ello, cada vez que como algo «inapropiado» me hace sentir como si fuera una basura. Es más, cada vez que me arreglo y me veo yo misma guapa (chispa de autoestima) me mira mal y siempre me acabo cambiando.

Sé que no debería hacerlo, pero es lo que pasa cuando te dejas consumir por ellos. Mis padres, los dos, de jóvenes han sido delgados, pero ahora están gordos y no son el mejor ejemplo del mundo. Aún así no son capaces de ver el daño que hacen con los comentarios, miradas, y en el caso de mi madre, directamente, gritos.

Respectos a los otros comentarios del post, mi madre de pequeña también miraba a gente con obesidad en los trasportes y me decía «Antes de que acabes así, te encierro y no te doy de comer».

Así que yo te (os) entiendo perfectamente. Llega un punto en el que no puede más y, o acabas como yo sumergida en una ansiedad y tristeza queriendo desaparecer sin esperanzas de un futuro feliz, o te revelas y mandas a todos a tomar por culo intentando ser feliz.

Espero de todo corazón que sea la segunda opción.

Un saludo a todas, quisiera decir que es un placer leerlas, y lo es porque reconozco en sus palabras todo lo que e pasado desde que tengo uso de razón, pero duele darte cuenta que desde casa muchas hemos vivido el señalamiento y el evidente acoso por parte de nuestras familias, en mi caso mi madre, que ha vivido haciéndome ver que podría ser mejor, si fuera más delgada. Que sería más bonita si entrara en unos jeans talla 7 o 9 como ella.
Y bueno, ya sabemos que eso nunca pasó, crecí sabiendo que no era bonita, y que si ni en mi casa me querían, cómo me iba a querer alguien más.
Nadie iba a reconocer mis ojos lindos, si pesaba lo que peso.
Ha sido muy doloroso vivir siempre a la sombre de tu madre, de tus primas y amigas, tratando de encontrar otros talentos que te hagan especial, porque la belleza no será una de ellas.
Vivo siempre al escrutinio de lo que como y bueno decir que tengo hambre es el pretexto para que siempre me digan ¡Por qué siempre tienes hambre y piensas en comer¡ si entendieran que me hace feliz y que a pesar de ser un escape, ha sido lo único constante en mi vida.
En fin, es la lucha constante por afianzar mi autoestima a los 30 años y no dejar que esas voces de casa me desanimen más.

Te entiendo perfectamente. Durante mi adolescencia sufrí de bulimarexia, así que siempre estuve flaca. Al ser mayor de edad gracias a mi pareja actual que me ayudó logré superarlo y ahora me alimento como una persona normal. Obviamente subí varios kilos durante estos años ya que no salteo ninguna comidas y mis padres no tardaron en empezar a hacer comentarios al respecto desde «gordi» a «no tenes vergüenza, tu panza cada vez está más grande». Para ser sincera nunca me sentí tan conforme con mi cuerpo como ahora, me ejercito, me cuido pero ya no quiero pesar 48kg. Mis padres nunca supieron los problemas alimenticios que tuve y la verdad que ahora ya me da igual lo que me digan. Duele al principio porque son tus padres pero luego te das cuenta de que no vale la pena. Ánimo.

Hola chicas, yo en casa tuve suerte, pero empatizo con todas vosotras
Este es mi post de hoy; va un poco de esto; de salir del armario de gordas
@gordaalafuga: Out of the Curvy Closet https://t.co/coR9dWvrd6

Pues mria, yo mido 1.60m, quizás un poco menos pero por ahí ando, y peso 70 kg y como he estado a base de sopa una semana porque estaba enferma he bajado un poco. La cosa es que siempre me están diciendo lo gorda que estoy, lo delgadas que están mis amigas, el culo que tengo, que «no sé por qué no adelgazas»… soy una de esas personas a las que no les gusta mucho el dulce pero cuando quedo con mis amigas (una vez cada varias semanas porque todas estamos en la uni y tenemos un montón de trabajos) nos vamos a una cafetería y nos tomamos un trozo de tarta con un cola cao, o tortitas o cosas así que habitualmente no se toman. Y cada vez que lo hago parece que he cometido un crimen, y mis padres se echan las manos a la cabeza. Incluso me han gritado por estar gorda (cuando en navidad, por ejemplo, yo no he tomado ni un dulce y los que han comido hastta reventar ha sido el resto de la familia). Cada vez que como algo me miran como diciendo «ya está comiendo» y de verdad os digo que yo como hasta poco, el único problema que tengo es que no tengo tiempo de hacer ejercicio y por eso he engordado. No ha sido por alimentación.

La cosa es que antes me importaba lo que me dijeran, y a veces sí que acababa llorando. Pero el otro día me miré en un espejo y pensé que realmente no estoy tan mal. Tengo un culo y un pecho que ya querrían muchas, y me gustan mis muslos, la verdad, me alegro de que no sean dos palitos. Así que les ignoro y hago caso a lo que dicen mis amigas, que no estoy delgada pero tampoco gorda, estoy justo como tengo que estar, con curvas y maravillosamente bien. Y desde que he asumido eso voy tan feliz por la vida. Lo importante es lo que pienses tú. Yo ya adelgazaré cuando considere y cuando tenga tiempo, que tampoco lo considero tan importante.

Puede que a veces haya que escuchar a los padres pero en estos casos es mejor hacer oídos sordos e ir a lo nuestro. Un abrazo a todas