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Cuidar a mi suegro me está costando mi relación
¿Os imagináis vivir 25 años como si vuestro padre solo existiera para ir por vuestra casa a pediros dinero para comprar tabaco y alcohol y que de repente se pone muy enfermo y legalmente estáis obligados a cuidarle?
Pues esa es la sinopsis de la película de la vida de mi novio.
Mis suegros estuvieron de novios casi 25 años, hasta que nació Carlos, mi pareja. Por lo que cuenta mi suegra, aunque vivieron muchos años muy felices, la vida con él ya no era fácil durante el embarazo, y hasta que Carlos no cumplió 4 añitos y la adicción se hizo ya imposible de esconder, ella no tomó la decisión de separarse.
Desde entonces, el señor dejó de trabajar y fue dando bandazos de pensión en pensión e incluso llegó a vivir en la calle durante unos meses hasta que cobró una herencia.
Hasta el cobro de la herencia, la única función que el señor ejercía como padre era ir a buscar borracho a su hijo al colegio mientras mi suegra trabajaba para posteriormente ir a casa y saquear la nevera en busca de algo que llevarse a la boca. Por no hablar del dinero que cogía de casa para el alcohol y el tabaco. Después de cobrar la herencia, las visitas a Carlos se redujeron a una vez a la semana. Aparecía los sábados a las 8 de la mañana, horario no negociable, y sentaba en el sofá todo su culo gordo hasta las 11 o las 12, según lo que a él le apeteciera dormir ese día.
Vamos, que su hijo jamás fue una prioridad tan grande como la de mantener su hígado hidratado. Carlos aceptó esta rutina con resignación, pero sin mucho más que poder hacer.
El año que cumplimos los 25, decidimos mudarnos, y esta situación de visita semanal se mantuvo en el tiempo, pero al menos el día y la hora lo escogíamos nosotros.
La sorpresa llegó este verano. Estando de vacaciones nos llamó la madre de Carlos para decirnos que su padre había tenido un accidente y habían comenzado a hacerle pruebas. Ninguna película de ciencia ficción está preparada para todas las enfermedades que empezaron a encontrarle a raíz de estas pruebas. Todas ellas crónicas y que supusieron buscar un alquiler para el señor a una calle de nuestra casa, pues pasó de ser un señor independiente que se llamaba a sí mismo “padre” a depender de nosotros para todo: medicación, compra, aseo, revisiones médicas y un largo etcétera que seguro me estoy pasando por alto.
El problema llega cuando esta situación, en la que no hay dinero para pagar una residencia ni una autonomía suficiente del señor para estar en una fundación, empieza a afectar a mi relación de pareja.
Mi suegro se aprovecha de la situación y llama a Carlos al menos 3 veces al día. Casi siempre para pedirle recados absurdos pero de extrema prioridad. Mismamente ayer le llamó para que le comprara kétchup. Y Carlos, que debía de pensar que era cuestión de vida o muerte, siempre pierde el culo por ir a complacer estos caprichos.
Me duele mucho imaginar la infancia que tuvo Carlos. Y me parece injusto que tenga que cuidar de un padre que nunca cuidó de él y que le tenga que dedicar un tiempo que él nunca tuvo para su hijo. Y todavía me parece más injusto que pierda el culo por hacerlo.
Creo que no podéis imaginar la de planes de pareja y con amigos que hemos tenido que cancelar por culpa de este señor, y de su condición actual. En el último año hemos pasado más noches en urgencias y más horas en el hospital que con nuestros amigos y familiares. Y es muy frustrante. Muchísimo. Porque yo no soy la que jodió su vida bebiendo alcohol, pero me la está jodiendo alguien que nunca pensó en los demás.
Estamos los dos agotados, por tema de horarios laborales a mi también me toca llevar esta carga, y no exagero si digo que esta situación nos genera al menos una discusión a la semana.
Nos queremos mucho, pero esta no es la vida que ninguno de los dos nos habíamos imaginado a nuestra edad, y no se si podremos mantenerla mucho en el tiempo.
¿Algún consejo de alguien que haya pasado por una situación similar? Os leo.