Seguro que muchas vais a sentiros identificadas con lo que os cuento. Tres años y algo de relación. Ninguno de los dos somos niños. Empezó como casi todo, de improviso y sin contar con ello. Nos conocimos, nos gustamos y acabamos enamorándonos.

Las historias de amor en la madurez tienen un encanto especial. Al principio todo bien. Pero poco a poco comenzaron a surgir pequeños «detalles» a los que no le das de mano importancia: te llama y no se lo coges por lo que sea y se enfada. Una discusión que deriva en un «estás loca». Vas viendo que siempre acabas pidiendo perdón tú y acercándote a él incluso cuando sabes que no eres responsable de lo sucedido. Y llega un momento en que no tienes ni idea de que hacer para que no se enfade. Intentas ir hasta de puntillas, cada vez te sientes más pequeñita.

Tus amigas asisten a este deterioro y te avisan: «déjalo ya». Y tú en tu mente sigues disculpando sus comportamientos y justificándolo. «Está estresado». «Tiene problemas en el trabajo». Intentas una y mil veces hablar con él, con tiento, porque sabes lo que te espera si se enfada. Le explicas cómo te hace sentir. Él te lo revierte a ti: «eres una egoìsta». Hasta faltosa me ha llamado. El tiempo pasa y cada vez estás peor. Haces tu vida siempre en función de lo que él pueda pensar y/o decir…no logras que se ponga en tu lugar y las cosas empeoran: una pelea por salir con tus amigos un día hasta las tantas, criticar tu casa, juzgar cada uno de tus actos. Empiezas a somatizar físicamente, cansancio, dolores de cabeza…pero llega un día en que despiertas. Abandonas la dependencia emocional (me niego a pensar que esto es amor), y empiezas a levantar tu cabeza y a decir: «mis sentimientos también son importantes». Dejas de pensar en que tú provocas que él te trate mal y vuelves a tomar las riendas de tu vida. Eliminas el miedo a la soledad y a no encontrar a otra persona. Y le plantas cara y cierras este capítulo de tu vida con el aprendizaje concluìdo.

Mucho se habla en este foro de la autoestima. Alejaos al primer desplante sin sentido, al primer insulto, alejaos la primera vez que os haga sentir que no valeis nada. Alejaos cuando deje de respetar vuestras decisiones y que intente siempre tener la razón y jamás pida perdón por nada. Alejaos cuando detecteis que no se hace responsable de su propia vida y que los demás siempre tienen la culpa de sus faltas. Alejaos. No espereis. Este tipo de personas no cambian.
Un abrazo.