Llevo leyendo vuestras experiencias en Tinder/adopta un tío y demás aplicaciones de citas durante un tiempo. A veces he dudado en compartir la mía por miedo, pero he decidido dar el paso porque creo que puede servir de ayuda a mucha gente.
Hace como cosa de dos meses y medio decidí hacerme una cuenta de una de dichas apps para probar suerte porque soy bastante tímida y me cuesta relacionarme. Total, que apareció un chico, al que voy a llamar X. Era super atento, hablábamos a todas horas de muchos temas: educación, derecho, cine, literatura, libros… Etc. La única pega es que él vivía en la Sierra y tenía que venir en coche a verme a mi ciudad y si iba yo en transporte público tardaría literalmente dos horas porque no tengo carnet, pero me dijo que eso no era problema porque él podía desplazarse. Así que a los pocos días quedamos. Estuvimos muy cómodos y repetimos, de hecho quedábamos varias veces a la semana. Sentía un feeling por él que llevaba sin sentir desde hace mucho tiempo por ningún chico.
Al poco tiempo salió el tema de qué buscábamos cada uno y la cosa quedó bastante clara: exclusividad, puesto que estábamos muy agusto el uno con el otro. Sin embargo todo tiene un pero, y en esta historia no tardó en aparecer.
Todo cambió una tarde en la que una amiga, que sabía toda la historia con X, me dice que está hablando con él por dicha app y me lo comentaba para que supiera que de exclusividad por su parte nada. Como es evidente, mi amiga no siguió hablando con él (antes de entrar en esta app hicimos un pacto de notratarconelmismoporrazonesevidentes). Total, que le conté a X que estaba enterada de todo. Pensáis… ¿Qué hiciste? Le mandaste a freír espárragos, ¿NO?, Pues no. Me lloró tanto que le di una segunda oportunidad. Lo sé, a posteriori me doy cuenta de que tenía que haber cortado ahí todo tipo de relación, pero se le veía muy arrepentido y decidí continuar, aunque le dejé muy claro que si le pillaba en otra se acababa todo. La semana siguiente me invitó a cenar en un argentino super chulo y estuvimos bien durante unas semanas hasta que pasó lo evidente: una vez que se rompe la confianza es muy difícil volver a recuperarla.
Como comprenderéis yo ya estaba con la mosca detrás de la oreja. Y entonces empezaron a pasar cosas del tipo: me cancelaba los planes a última hora, estaba en línea muchísimo (esto era lo menos preocupante porque el Whatsapp es así, a veces se está mucho y otras nada), siempre salía tarde de trabajar (entrando a las 9 de la mañana hubo días que llegó a salir de madrugada), le veía más frío, de ser super cariñoso pasó a prácticamente a ni mirarme y un largo etc… Total, que un día no pude más, así que quedamos y le conté que estas cosas no me cuadraban, y le pedí que me contase si había cambiado algo.
Después de ponerle entre la espada y la pared me confesó que seguía hablando con otras chicas, que algunas le gustaban pero que era muy consciente de que al ser poco agraciado (os juro que fueron sus palabras, yo no le veía así para nada) no tenía ninguna posibilidad. Entonces me dijo cosas muy duras: que antes de haberse acostado conmigo sentía mucho pero luego nada, que sentía más cosas por chicas a las que no había visto que por mí, que era consciente de que yo ponía todo en el asador y que él se dejaba llevar, etc. Y el culmen fue cuando me dijo: que siguiesemos hablando para ver si él empezaba a sentir más cosas o si por el contrario se enfriaba y lo dejábamos. Mi cara fue un poema. No sabía si bajarme del coche en ese momento, mandarle a la mierda o bien ceder a su petición a pesar de que sabía que yo tenía un sentimiento hacía él. Y en ese momento, la gota que colmó el vaso: los cristales del coche empezaron a empañarse debido al contraste de temperatura que había entre fuera y dentro del vehículo. Y entonces lo vi: en la luna delantera, escritas por dentro, había dos iniciales dentro de un corazón. Entonces le pregunté: según él lo había escrito su ex, que se había marchado al extranjero unos meses antes y que llevaba ahí desde entonces. Yo ya, como es evidente, no sé si era verdad, si era mentira o qué… Ya estaba todo roto. Así que le pedí que me llevara a casa porque yo sola era incapaz después de todo ese torrente de emociones.
Esa noche en caliente no tomé ninguna decisión, pero la mañana siguiente le mandé un mensaje en el que decía que zanjaba el asunto, que así no podía seguir. No me cerré a retomar el contacto pasado el tiempo, pero le pedí que no me hablase durante unos días o semanas para que todo esto cicatrizase. Eso sí, le dije que tenía que ser él el que diera el paso porque después de todas esas cosas no podía esperar que fuera yo la que le volviese a hablar. Han pasado varias semanas y no ha dado señales de vida, y ahora, pasado el tiempo, creo que es mejor así.
No me malinterpretéis. Si no se quiere estar con una persona no se debe continuar, pero querer tenerla de opción B es algo muy egoísta cuando sabes que esa persona sí siente algo por ti. Creo que nadie se merece eso. A día de hoy sigo teniendo la moral por los suelos porque sigo con esta sensación de «no eres suficiente pero quédate ahí».
Espero que esta historia sirva a muchas de las lectoras que pueden estar pasando una situación como la mía, y que todas aprendamos a valorarnos y que si nos quieren sea como primera opción o bien que no nos quieran.
Un abrazote muy fuerte.