Érase una vez, una gordibuena que iba paseando tranquilamente por el bosque de Tinder, derrepente, con un imponente caballo blanco, apareció un buenorro, de los que te dejarías empotrar en cualquier parte, o por qué no, empotrarlo tu.
La conversación entre ellos dos fue mágica, el amor que los dos sentían por los animales era muy profundo, aunque no tan profundo como el buenorro queria, a medida que el narraba a nuestra gordibuena su amor por los caballos, el cielo del bosque comenzó a tornarse negro, y el aire olía a culo sudaoh,
El buenorro destacaba su interés por las personas de mente abierta, aunque el buscaba agujeros muy abiertos,
Derrepente agarro la mano de nuestra gordibuena, proponiendola lo siguiente
«Tengo un establo de caballos, quieres que te lo enseñe un día de estos?»
A lo que nuestra ingenua gordibuena respondió » Claro, me encantaría»
El buenorro tan contento de la vida, siguió relatando su amor por los caballos, hasta que derrepente tuvieron está conversación…
El buenorro: Te puedo enseñar a todos los caballos menos al semental, – Dijo entre risas-.
Gordibuena: uy! Y eso por qué? Pregunto nuestra gordibuena extrañada.
El buenorro: Bueno…la verdad es que se le pone la polla dura cuando hay hembras cerca, y seguramente quiera montarte…aunque no me extraña, cualquiera querría, se que esto va a sonar raro, pero como veo que eres abierta de mente…Me gusta susurrar cerdadas al semental, siempre se la pone dura, y a mí me la pone dura ver esa polla tan grande, aveces si voy solo a darlos de comer, le tocó un poco a él, aunque lo que más me gustaría es ver cómo el caballo destroza a una chica y…Oye estás ahí?
como os podéis imaginar nuestra gordibuena salió de este cuento antes de que el buenorro se diera cuenta, y colorín colorado…de menuda me he librado.
Basado en hechos reales.