Señor@s, estoy indignada. Muy indignada. Hace unos días, sucumbí a una mañana de pasión con un amigo. Amigo que conozco desde los 4 años, a pesar de que la confianza se haya forjado en los últimos 6 o 7. Supongo que será relevante decir que es el mejor amigo de mi exnovio. El típico exnovio que fue el novio que marcó tu vida, pero hace años que ni te saluda y que os importáis una mierda, ese.
Pues la historia es la siguiente. Hará unos 3 años, también en verano, El susodicho (mi amigo y amigo de El que no me saluda) y yo empezamos a quedar a jugar al pingpong, a tomar cañas y granizados, y a vernos en general. Había un tensión en el ambiente, pero como a veces estoy más ciega que un topo, pues ni me enteré. A mí, él, me encanta. No lo puedo remediar. Y ahora viene cuando os cuento que El susodicho iba conmigo al colegio y ya era alguien para recordar. Para mí nunca ha sido “el amigo de…” siempre ha sido “El susodicho”. Ese verano no pasó nada, amigues, ni ese verano ni en los años siguientes, pero siempre he estado ahí para apoyarle como amiga. He estado en todas las exposiciones que ha hecho, le he apoyado siempre desde la pura amistad, pero la tensión estaba ahí. Y es que a mí me pone mil. Lo peor es que me pone intelectualmente, físicamente también, eh, que El susodicho está bien bueno, pero podríamos decir que me gusta. O me gustaba. O me sigue gustando un poco, yo que sé.
Ahora, el quid de la cuestión. Después de hablar un par de veces por mensaje y lanzarnos un par de pullitas con alto contenido sexual, el fin de semana pasado fui a verle sin ningún tipo de expectativa, como amigos, como he ido todos los años, pero él tenía, claramente, otros planes. Desde que llegué empezó a hablarme muy pegado, a restregarse, a estar follable por los 300 poros de la piel. Una no es de piedra y, amiguis, me pone muchísimo. No lo puedo evitar, tampoco iba a evitarlo, vamos a ser sinceres. En una de las conversaciones de hablarnos a los mofletes mientras nos abrazábamos delante de MUCHÍSIMA gente, me comió la boca como su no hubiese un mañana. La boca y porque nos salimos fuera de sitio, porque si no follamos allí mismo.
La información de que hubiese MUCHÍSIMA gente es relevante. El susodicho y El exnovio que ni me saluda están en el mismo grupo, mismos amigos, mismos de todo. En aquel lugar había muchos ojos, El susodicho sabía perfectamente dónde se estaba metiendo y que la información podía volar hasta los oídos de El que no saluda. Manolete, si no sabes torear ¿pa qué te metes? Acabamos en mi casa arreglando los 3 años que nos costó llegar hasta ahí y se fue de mi casa dándome un beso que ni Aiteda. ¿Qué pasó al día siguiente? Me mandó un mensaje para explicarme que lo de anoche genial, pero que solo amigos. Y yo pienso… para mí misma, eh: ¿En qué momento hemos hablado de otra cosa que no sea amistad?
Ese mensaje tan “no eres tú, soy yo”, “solo somos amigos”, está muy bien, pero sobraba. Que él valora mucho nuestra amistad, como si por follar la valorase de menos. En fin, nenis, que se arrepentiría, o no, o yo que sé. Lo que sé es que desde ese día las veces que me lo encuentro y está El que no me saluda delante El susodicho no me habla. Y yo, me indigno. Me indigno porque no entiendo el comportamiento de niño de 10 años que no te ajunta porque su amigo le ha dicho que no puede hacerlo. Tío, llevas hablándome y dándome abrazos delante del otro más años de los que puedo recordarlo, lo raro es que pases de mi cara cuando está delante. Si querías hacer como que no ha pasado nada la estás cagando, pero bien.
Las pocas personas con las que he comentado El increíble caso del amigo que pasa de mi cara después de follar, me dicen que El que no me saluda conoce los hechos y El susodicho no quiere empeorar la situación. ¿Soy la única que no ve dónde está la situación? ¿De verdad es tan relevante que sean amigos y por curiosidades del destino hace años, muchos, tuve una relación con uno que repito “ni me saluda” por lo que intuyo que le importo bastante poco, y ahora haya tenido algo con El susodicho, del cual llevo sintiéndome atraída otros tantos años?
Para terminar, mi reflexión de estos últimos días ha sido que El susodicho la ha cagado tanto portándose como un crío que parte de mí sabe que ya no puede confiar en él. Si valora más su amistad con su amigo, tío, que me lo diga que lo voy a entender, pero que me cuente las cosas, que me explique la situación para él y le entenderé y respetaré su decisión como siempre, pero que sea consecuente y no haga como que no existo porque si no lo ve el problema no está ahí. Hace unos días me dijo “lo que sea, pero contigo”, ahora no me habla cuando su amigo está delante. Eso me demuestra más que nunca que las personas son cómo se comportan y no lo que dicen. Lo de siempre que las palabras se las lleva el viento.