Buenas putotas, es la primera vez que escribo por aquí pero con la vida tan salvaje que tengo, dudo que sea la última.
Comienzo con la movida, me fui este verano con unas amigas a Gran Canaria y que si que todo muy bien, alcohol, fiesta y guiris potentorros y pensaréis uy, esta se ha comido a un alemán, pues sí pero la historia viene con otro, un murciano.
Que el muchacho no tenía nada, ni altura, ni belleza ni, ALERTA SPOILER una polla decente. Mis amigas pillaron con los amigos de este señor y por consiguiente me quedé con el que quedaba que repito, no era gran cosa pero yo no iba como para decidir sobre nada.
Voy a ir directa al grano, fuimos nosotras tres con nuestros respectivos mozos a la playa a follar (y si chicas, soy muy basta) mi sorpresa llegó cuando le dije que tenía la regla y por consiguiente llevaba el puto tampón metido por el coño ALERTA SPOILER sentí más el tampón que su rabo, por llamarlo de alguna forma, en fin, que el dijo que no me preocupase y adivinen que pasó, si amigas me urgó el coño hasta encontrar el hilo y ni corto ni perezoso, me sacó el tampón del mismísimo señoras y señores y acabó en mitad del Atlántico, he de decir que no me hizo mucha gracia (Stop contaminación), pero imaginaos mi cara después de semejante momento y eso fue de lo más light agarren sus nalgas que vienen curvas, ignoremos la quemadura de primer grado que me salió en la espalda por follar entre unas rocas y centrémonos en lo que debió de ser «el coito».
Estaba yo más cachonda que una perra y eso se lubricaba con bastante facilidad, vamos que tenía el coño preparado para lo mejor, en resumen que me la metió y solo sentía el aire y yo pensando que se corra ya que me estoy durmiendo, en fin que antes de que acabará esa cosa, por llamarla de alguna forma, nos enteramos de que nos habían robado, cágate lorito, lo que me faltaba, me quedé sin móvil y sin dinero por un polvo que no valía ni cinco céntimos.
El resto del viaje siguió siendo bastante trambólico con algún que otro pene más pero eso ya es otra historia.