No sé muy bien cómo enfocar esto…
Estoy gorda, gorda de una talla 56, gorda de que mi barriga, por las cicatrices de las cesáreas, me cae sobre el chichi, gorda de muslos escocidos, de rojeces bajo las tetas, de mofletes rellenos, de brazos inmensos, de tobillos rechonchos. Pero tengo un carácter que hace gracia. Caigo bien. La gente me coge cariño enseguida…
El caso es que llevo separada casi un año y en abril o así, empecé a meterme en páginas de contactos. Pof, Tinder, la sección de parejas en Facebook… Y bueno, yo siempre he dicho lo que soy y como soy. Además lo digo antes de profundizar. Vamos, que en mis perfiles pongo ya en la primera línea lo que hay. Yo pensaba que me iba a comer los mocos, pero qué va. Pasé una época de «putón verbenero» bastante divertida. Y aunque suene mal, ahora mismo tengo hasta lista de espera. El caso, es que hace un mes me compré un móvil nuevo y me apareció lo de las parejas en FB y bueno, creé un perfil, colgué unas cuantas fotos y enseguida empezaron a hablarme. Y entre todos ellos, apareció él. Un chico guapete, de más o menos mi edad y buenorro de gimnasio como él solo. Y me dio su número y empezamos a hablar por WhatsApp y él enseguida me dijo de quedar, (vivimos a unos 25 min el uno del otro). La verdad es q había algo que me echaban para atrás. Pero creo que todo era miedo, mucho miedo.
Un par de días antes le mandé una foto mía de espaldas, desnuda. Le dije: «esto es lo que hay, y por delante es peor) Yo pensaba no sé, me bloqueará, desaparecerá sin decir nada… Pero me puso un «que boba estás, me gustan todas tus carnes y me encantaría verte por delante»… Y yo flipé, la verdad. Empecé a pensar barbaridades «este tío es un psicópata y lo que quiere es matar a alguien», «ahora voy y está él con sus amigos, me señalan y se ríen y yo me voy llorando», «me ve y me dice que estoy muy gorda y que no le gusto»… No sé. Mil cosas se me ocurrían y en todas volvía llorando a casa con la nariz taponada y los ojos hinchados como riñones.
Fui a la cita. Al principio estábamos algo nerviosos. Me besó el hombro y me miró sonriendo. Todo fluyó. Las cervezas, las risas, los besos, su «me gustas» el sexo… Todo. Vamos, que me fui a casa con un «qué coño acaba de pasar???» Pero mi cabeza aún estaba ahí a lo suyo y me dije, este no me vuelve a hablar, ya lo verás… Y me volví a equivocar. Hemos quedado 4 veces. Las 4 veces todo ha ido rodado. Cada vez nos reímos más. Ya nos vamos complementando en la cama y el sexo es algo brutal. La tercera vez que nos vimos le pregunté que qué hacía alguien como él con alguien como yo. Le vi la cara de «y esta porqué me dice eso?» Y me dijo «perdona?» Y le dije que había razones de peso para preguntarlo… Bueno, no es ya lo que me dijo, sino lo que hizo: Al rato, mientras lo hacíamos, se ocupó de hacerme sentir cuánto le gustaban todos mis michelines, mis flacideces, mi celulitis, mi piel de naranja y mi todo. Y el otro día, cuando nos vimos, estuvo todo el tiempo agarrándome con fuerza el Michelin de mis caderas y haciendo notar lo que le gustaba.
Y bueno, ahí voy, con pies de plomo y con miedo. Nunca he sido celosa, pero me da miedo empezar a serlo con él. Pero la última vez que nos vimos, nos despedimos en su barrio. Me besó, delante de un montón de gente, y para mí fue como una prueba de fuego. Tenía miedo de que no lo hiciera, de que se avergonzara, pero no lo hizo. Mientras me montaba en mi coche, miraba las caras de esa gente y creo que le miraban a él y a mí con cara de sorpresa. A ver, tiene que ser peculiar ver a alguien con su cuerpo, besando a alguien con un cuerpo como el mío. No sé. En realidad me paso el día pensando en la ostia que me voy a llevar en algún momento, pero una parte de mi se pregunta «y todo va bien?»
Un besito weloversizers, ya os contaré si me estrello.