Ya no te necesito. No queda nada.
Porque me he sorprendido riendo hasta no poder respirar con otra persona.
Porque me he descubierto arreglandome para salir, y no eras tú quién me esperaba en el portal.
Porque he aprendido a dormir con otra persona, algo impensable. Pero ya no solo tú borras mis pesadillas.
He visto esa película sin ti.
He hecho planes de viaje con otra persona.
Me he tomado más de una copa, y no estabas al otro lado de la mesa.
He bailado, he gritado, he vivido. Y era otra persona quién lo hacía junto a mi.
Estoy escuchando canciones de amor, y no te las dedico a ti.
Ya no eres tú lo que mueve mi mundo y te lo agradezco.
Porque cuando todo se rompió. Cuando no quedaban ni los pedazos para recomponer lo que en su día fue volví a conocer a alguien.
Ya la había visto antes. Habíamos hablado, peleado, conectado. Nos habíamos amado, odiado y herido de muerte. Cuando tú te fuiste, yo ya llevaba una herida abierta.
Pero, gracias a ti la he mirado a los ojos de nuevo. Y he visto la verdad. He visto rabia, dolor y un corazón con demasiadas puñaladas. Todas, dadas por mi.
No, yo ya no te amaba. Ni a ti, ni a mis amigas, ni a mi familia. Me erais indiferentes, porque mi propio dolor me impedía querer a nada ni a nadie.
¿Sabes lo que es odiar cada centímetro de ti? ¿Lo que es necesitar que otro te ame el doble para compensar el asco que sientes por estar en tu propia piel?
Yo sí y me apagué. Ya no brillaba, ya no me molestaba ni en intentar sonreir. Ya no quería levantarme.
Hasta que un día lo hice. Volví a mirar a ese espejo que tanto me ha hecho llorar y grité. No de forma metaforica. Grité hasta que me hice daño en la garganta y cuando me quedé sin respiración lo vi. Había una luz en los ojos que me miraban desde el espejo.
Era suave, y vacilante. Casi tímida pero ahí estaba. Todavía quedaba esperanza.
Ahí comenzó mi gran historia de amor.
He hablado conmigo misma.
Me he piropeado hasta que mi autoestima apenas entraba por la puerta.
Me he regañado a mi misma.
He aprendido a dormir conmigo misma… Y yo sola he combatido los monstruos y las pesadillas. ¿Te cuento un secreto? He ganado.
Y esas canciones de amor que me rompían al escucharlas… Son todas para mi, porque… Sí, hoy es un muy buen día para decirme que es un honor quererme como me quiero y que adoro cada espacio de mi piel.
Estoy enamorada de mi reflejo. De la persona que soy, del brillo que he vuelto ha encender, es distinto claro pero igual de intenso y bello.
Soy feliz. Por fin soy feliz.
Porque soy la fan número uno de esa música que hacen mis tacones.
Porque adoro girar cabezas cuando me escuchan reír.
Porque me encanta la paz que hay dentro del caos que siempre ha sido mi mente.
Porque amo amarme tanto.
Porque con el gran amor de mi vida, que soy yo, llegó de nuevo el amor hacia mis seres queridos.
Ha vuelto el amor a la vida. He vuelto a leer, a escribir, a bailar desnuda por la casa. He vuelto a cantar en la ducha, a mover las caderas al cocinar y a esconderme bajo las mantas con las peliculas de terror.
Tengo un billete para ir a ver la nieve. Porque hace demasiado que solo veo la oscuridad de la ciudad.
Ya no estás. Pero estoy yo. Y en el proceso de sanarme de ti, curé todas las heridas descuidadas o abiertas.