Quiero ejercer mi derecho a decir que me tenéis hasta el chichi de tanto farolillo.

A mí me parece estupendo que os encanten las luces porque en este lugar faltan a muchos
lumbreras (bendita lengua la nuestra), pero de verdad que mi paciencia tiene un límite.
Parece que los ayuntamientos ahora compiten con quién calza mejor llenándolo todo de
lucecitas… A ver chavales, que lo de las velas ya está muy visto. Que todas las usamos, que las
lucecitas para un revolcón también, pero BASTA.
Creo que ya no me quedan contactos que no hayan subido un storie, una foto ó 100 con las
luces. Encima casi todos los días paso por una bola gigante que han puesto en la ciudad que
habito y ahí están guiris, guiris con gorro, guiris con palo selfie, canis, canis con chonis, chonis
con guiris, guiris con más guiris, luces con chonis… No sé ya.
Menos mal que no tengo Tinder, en el fondo creo que nunca me lo hice porque desde el de
mis amigas reconocía a la mitad de la ciudad: este tiene novia, este dice que también, este
novio, este tarita, este pocas…LUCES. Me juego el ‘satisfayer’ a que el 70% de las ‘princis’ son
fotos con luces.
Que desde el alma os lo digo, que soy la primera que tiene lucecitas en la habitación pero para
dar ‘ambiente folleti’ y poco más.
En serio, vivo con miedo a despertarme con una bombilla en la boca como a un cochino le
ponen la manzana. Por no hablar de los villancicos de las tiendas… Que menos mal que vivo a
menos de 10 minutos del centro andando en Granada (ciudad navideña por excelencia) y llevo
una semana reclutada en casa, salgo por la noche a los bares y a beber para que se me pase…
Es más, nunca me han agobiado las masificaciones de gente, no es algo que me incomode y
estoy bastante acostumbrada a trabajar en lugares concurridos. La cosa es que el fin de
semana pasado me entró una especie de vergüenza ajena y ganas de huir al tener que cruzar la
calle Larios de Málaga (ciudad maravillosa que para mí tiene millones de rincones más bonitos
que esa calle con o sin luces). En ese momento iba sola, y a mi alrededor había gente y más
gente haciendo mil fotos a muchas bombillas colgadas de una calle llena de tiendas (además
recordé a un rollete que me enseñó esta calle diciéndome lo bonitas que eran las luces en
Navidad, que qué ganas de que fuera en esa fecha, ahí pensé: qué poquito me conoces,
chaval).
En fin, no entendía cómo habíamos llegado a tal punto de formar esas avalanchas de gente
para admirar luces, no sé, y daba gracias a mi familia por haberme enseñado a valorar otras
cosas más sentimentales y menos consumistas.
Y todo esto os lo cuento porque he sonreído muy fuerte al ver un titular que decía algo así:
“NO HAY ALUMBRADO MÁS BONITO QUE LAS ESTRELLAS DE CUALQUIER PUEBLO DE LA
ESPAÑA VACIADA”.
Y joder, qué sonrisa,

llevaba todo el rato pensando que era una amargada
y en el fondo soy una romántica, y tú ¿de qué lado estás?.