Buenas tardes:
Simplemente vengo a desahogarme. Soy profesora de adultos. Hace unos años trabajé en una especie de internado de idiomas. En mi último año allí, impartí clase a un chaval de 19 años. Yo entonces tenía 29. Ese alumno fue muy especial para mí, de esos alumnos que no llegas a olvidar. Y lo fue precisamente porque era una persona algo diferente, dificil de conocer.
Era muy introvertido, solitario y desprendía un halo de tristeza. Su padre lo había llevado allí para todo el curso. Le costaba relacionarse con los de su grupo (lo cierto es que no ayudaban mucho), y se pasaba casi todo el día solo. Había oído hablar de él, y me lo habían definido como pasota, raro, serio…
Cuando me toco darle clase, los primeros días se mostro mas o menos así, pero yo creo que esas etiquetas son dañinas y que la mayoría de las veces, las personas con el tiempo noa muestran mucho más. En este caso, descubrí a un chico que pese a tu apariencia pasota y rebelde, tenía una profunda tristeza y falta de autoestima. Descubrí a un chico inteligente e imaginativo que se sonrojaba al recibir alguna palabra de elogio. No estaba acostumbrado a que nadie viese nada bueno en él, y simplemente él cumplía la expectativa. Sin embargo, nada más mostrar confianza en sus capacidades,siendo amable y mostrando interes en él, la cosa empezó a mejorar. Lamentablemente a los dos meses volvió la profesora titular y tuve que irme.
Siempre me he acordado de él, siempre me he preguntado qué tal estaría. De hecho, alguna vez leí su twitter para saber algo de él. La cuestión es que ayer me enteré por casualidad que se había suicidado hace un año.
No sé nada más, pero estoy destrozada. A lo largo de mi carrera he conocido a muchos alumnos, y obviamente a algunos los recuerdo conás cariño. Pero en el caso de este chico, siempre lo he recordado de manera muy especial. En su momento, por las caracterìsticas propias de mi puesto y por simple timidez o miedo a ser demasiado cercana o intensa, no llegué a trasmitirle todo lo que quería decirle. Deseaba hablar más tranquilamente con él, animarle, decirle que tenía muchas buenas cosas que vivir, que era amable e inteligente, imaginativo y especial. Pero no me atreví.
No puedo evitar pensar en su sufrimiento, en su soledad, en lo poco que se quería.
No paro de llorar. Sé que quizás parezca exagerado, pero me ha afectado muchísimo. Yo misma he padecido una profunda depresión y entiendo lo que estar al borde del precipicio, sé lo que es pensar en el suicidio. Ojalá hubiese podido decirle que se puede salir, que no estaba solo y que podría vivir cosas maravillosas. Ya es tarde.
Gracias por leerme, necesitaba desahogarme. Y si alguien ha vivido algo así, me encantaría leer aua consejos.
Un abrazo y quereros mucho.