Se me ha partido el alma al leer tu texto, lo siento muchísimo…
Es normal y humano que sientas cierta culpa, pero te aseguro que no es el caso; aunque le hubieses llegado a decir lo que pensabas de él, dudo mucho que le hubiese servido de algo, de verdad. Y es que seguramente se lo hayan dicho muchas veces, pero si ya estaba sumido en un pozo sin fondo…

Aunque nunca haya vivido algo así, claro que te entiendo, para nada eres una exagerada. Y no hace falta tener una relación estrecha o cercana con alguien para tenerle mucha estima, hay tantos tipos de sentimientos y de vínculos, inclasificables.

Me reconforta leer que piensas poner en marcha planes de apoyo para reconocer los síntomas de depresión e iniciar una atención temprana. Se nota que lo tuyo es vocación y ojalá hubiera más docentes como tú.

Muchísimo ánimo y te mando un abrazo. Saber que hay personas como tú hace este mundo algo más soportable.

Mucho ánimo…yo la semana pasada tuve que consolar a un alumno cuyo abuelo acababa de fallecer de COVID y es muy frustrante no poderles ayudar más. Solo puedo decir que te comprendo, qué injusta es la vida a veces. Pero hiciste lo que pudiste, hacemos lo que podemos y eso nos honra. Dicho sea de paso, el problema es sistémico, hace falta un plan nacional de prevención de suicidios y que la salud mental deje de ser un estigma. Mucho ánimo…