Hola Cristina, te quiero agradecer por haber escrito este post. Yo fui diagnosticada con gigantomastia (es lo mismo con otro nombre) a los 16 años; desde los 13 que me llegó la menstruación y hasta los 16, mis pechos crecieron 3 tallas de copa, pasando de B a D. Tuve la suerte de que mi diagnóstico entraba por el seguro (por los dolores de espalda, pechos, cuello, cabeza, etc) y de la generosidad de mi mamá, que recibió una herencia y me ofreció operarme con ese dinero.
Mis pechos siempre me causaron inseguridad y una autoestima muy baja, sientiendo que cuando me gritaban en la calle (aparte de lo desagradable) se estaban burlando de mí: yo en mi uniforme escolar, ellos puros viejos verdes. Ojalá hubiese podido leer ésto cuando tenía 15 años, me acabo de enterar de muchas cosas que comencé a investigar apenas terminé de leer tu post. 15 años después, operada, mis pechos volvieron a la misma talla de antes de operarme (pero con levantamiento, así que ya no se ven gigantes y caídas), con cicatrices aún visibles (me debía hacer una operación para reducir el tamaño de las cicatrices, que no tenía dinero para), las areolas de diferentes tamaños, pero generándome una seguridad en mí misma que nunca había sentido.
No digo que ser diagnosticada con hipertrofia mamaria sea motivo de vergüenza, pero comprenderán que la adolescencia es un período confuso en el que muchas nos dejamos llevar por lo que dice el resto.
Hoy en día estoy feliz con mis pechos, orgullosa de mis cicatrices y demoré unos 3 años en recuperar la sensibilidad en la zona. Para quienes aún dudan, que no les de miedo, fue de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Gracias Cristina, por animarme a escribir sobre éste tema, por primera vez.