Relato erótico: La cabaña

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    anonimo on #431657

    Desde el principio sabía que aquel no sería un viaje como otro cualquiera. Algo en mi me decía que no fuese pero otra parte me impulsaba a hacerlo. Y ahora estoy aquí en una cabaña perdida en medio del bosque, sentada frente a la lumbre, mientras fuera llovía a mares.

    Se nos ha descompuesto el coche, y nuestros teléfonos móviles no tienen la cobertura suficiente para llamar a una grúa para que nos venga a recoger. Estamos mojados y con un frio que llega hasta huesos; esperaremos a que deje de llover para poder caminar hasta el pueblo más cercano a pedir ayude.

    Mientras esperamos, decides a encender la chimenea que hay en la cabaña, con restos de muebles viejos que allí hay. Sugieres quitarnos la ropa, para así evitar coger un resfriado, y secarla en la lumbre. Me giro y me despojo de mi ropa, mientras te observo de reojo por un espejo que cuelga en la pared, estás entretenido con el fuego. Me miro al espejo, estoy totalmente desnuda, solo me cubre la fina lencería de color rojo que me he puesto esta mañana. Rápidamente me envuelvo en una vieja manta que he encontrado en un cajón del viejo mueble que preside la habitación.

    Me siento frente la chimenea, el frío hace que mi cuerpo no para de temblar. Te sientas a mi lado, a solo centímetros de mí y no puedo dejar de pensar que solo unos centímetros separan nuestra piel desnuda. Me acurruco para entrar en calor más rápido, pero es imposible aún estoy mojada, y mi cuerpo empieza a temblar aún más. Te das cuenta de lo que me sucede y me ofreces tu manta, te lo agradezco con una pequeña sonrisa; me doy cuenta de que puedo observar en todo su esplendor tu torso desnudo. Eres perfecto, tu vientre marcado, tus abdominales. Me doy cuenta de que tu espalda está cubierta de cicatrices que nunca antes había visto, pero no me atrevo a preguntarte como te las has hecho, quizás no quieras hablar de ello.

    En la cabaña reina el silencio, solo se rompe por el sonido de la lluvia y los rescoldos de la leña al arder.
    Te miro de reojo y me estas observando, siempre lo has hecho, aunque lo había ignorado hasta ahora. Entonces un escalofrío recorre mi cuerpo haciendo que me estremezca, y empiece a temblar aún más. Te das cuenta de lo que me sucede y me pasas el brazo por el hombro, obligándome a romper esos centímetros que nos separan, y siento como tu boca dibuja una sonrisa. Tú pecho está caliente, y puedo apreciador como tu corazón late.
    De repente a me doy de cuenta que esto no está bien, y me separo de ti. Esto no debería está sucediendo, existen grandes muros irrompibles, pero también es evidente que ahora mismo existe una evidente tensión sexual entre los dos, que cualquiera se daría cuenta. El solo hecho de que me roces hace que mi cuerpo se active y eso es aún mayor que cualquier otra cosa.

    Me miras a los ojos pidiéndome perdón por haber hecho algo malo, y eso hace que me te desee aún más. Y sin pensármelo más me tiro a tus labios, como cazador se tira a su presa para no dejarla escapar. Nos besamos como si no hubiera un mañana, nadie antes me había besado así, mientras mis manos juguetean entre tu pelo. Tienes unos labios carnosos que me vuelven aún más loca.

    Me separó de ti por un segundo, necesito coger aliento, y entonces los pensamientos vuelven a mi cabeza, no debería de hacerlo, pero te vuelvo a besar, es la única forma de evadirme de ellos.

    Mientras me besas tus fuertes manos me levantan y me colocan en tu regazo. Aún llevo puestas las bragas y tú tus calzoncillos, pero a pesar de eso ya puedo sentir tu como tu virilidad lucha por liberarse. Tus manos recorren mi espalda para deshacerse de mi sujetador y así liberar mis pechos, me acerco más a ti, mientras no paro de besarte. Recorres mi espalada con tus frías manos y en contraste con mi cuerpo caliente cuerpo produce una sensación en mí que me fascina. Llegas a mis caderas y me sujetas muy fuertemente. Empezamos a frotar nuestros cuerpos y poco a poco la temperatura va subiendo. Introduces tu mano tu mano por mis bragas y llegas a mi sexo, notas mis palpitaciones, y lo acaricias llegando a tocarme los labios que no tardan en abrirse a ti. Puedes notar como estoy mojada, y entonces estas decidían a entrar en mí. Cojo tu mano y tú me miras desconcertado, dudas en si has hecho algo mal, si algo no me ha gustado.

    Entonces una sonrisa se dibuja en mi cara, mientras introduzco tus dedos en tu boca, a la vez que me acerco a tu oído y te pido que entres en mí. Introduces tu dedo en mi sexo que te está esperando ansioso, vas abriendo en el camino, para luego introducir otro. Empiezas a jugar con mi clítoris, haciendo que mis pulsaciones se multipliquen. Intento ahogar un grito de placer, evitando que se escape entre mis labios.

    En un moviente rápido pero delicado me tumbas sobre las mantas que yacen en el suelo frente a la chimenea, y comienzas por morderme lentamente la oreja, luego el cuello, mientras sigues aun dentro de mí. Bajas hasta mis pechos, donde juegas con mis pezones erectos. Mi espalda se arquea ante el placer que me haces sentir, mientras marco mis uñas en tu espalda. Siento que estoy a punto de llegar al cielo, pero te separo de mí, quiero que lleguemos los dos juntos.

    Me pongo encima de ti y te beso otra vez, voy recorriendo tu cuello, tu abdomen, mientras saboreo cada parte de tu cuerpo hasta llegar a ese bulto predominante que lucha por ser liberado. Con mis manos me deshago de tus calzoncillos y por fin puedo observar aquel miembro erecto. Comienzo por besar tus ingles, mientras que con mis manos juego con él, pero pronto lo introduzco en mi boca y lo saboreo, mientras puedo observar como tus ojos se tornan de placer y eso me encanta aún más. Se te escapa un pequeño gemido de placer.

    Tu cara de desconcierto me da pie a darme de cuenta de que ya estás preparado. Me levanto y empiezo a quitarme las bragas que aun cubren mi sexo, lo hago muy lentamente pero tu cara me suplica que me dé prisa y no te haga sufrir más.

    Entonces me subo encima de ti, y con mi mano te introduzco en mi interior. Te agarras a mis caderas para marcarme el ritmo, pero que esta vez soy yo la que manda.

    Coloco tus manos en mis pechos, y comienzo a moverme, arriba y abajo, muy despacio, quiero disfrutar del momento, que se grave en mi cabeza. Solo somos tu y yo, nada más existe, solo el aquí y el ahora.
    Te muerdes los labios, no quieres gemir, así que cabio la velocidad. Me agarro a tu torso, pero el placer que siento hace que mis caderas se arqueen.

    Ahora eres tu quien está encima mía, mientras me besas, siento como cada vez te metes más y más adentro. Te envuelvo con mis piernas para no dejarte escapar, no quiero que esto se termine nunca. Vas aumentando cada vez más y más la velocidad, cada embestida me gusta más que la anterior. Siento que no puedo más y un fuerte gemido sale de mi boca a la vez que de la tuya. Nos hemos corrido los dos juntos lo que hace que mi boca dibuje una sonrisa de satisfacción.

    Te tumbas a mi lado, en silencio sin mirarnos, lo que acabo de sentir ahora mismo es algo único para mí, y pienso que para ti también.

    Ha parado de llover, ahora se escuchan el canto de los pajarillos que viven en el bosque. El fuego se ha apagado. Así que nos vestimos sin decir nada, lo que acaba de suceder es algo que no se puede explicar.

    Pero es entonces cuando salimos de la cabaña es cuando me doy cuenta de lo que acaba de suceder, me acabo de acostar con el hermano de mi futuro marido.

    Responder
    Ana
    Invitado
    Ana on #432247

    Y sin condón….

    Responder
    Patricia
    Invitado
    Patricia on #432347

    ????????

    Responder
    Patricia
    Invitado
    Patricia on #432349

    (⬆️ Los aplausos eran por el comentario de Ana ⬆️)

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