Creo que tienes que ser sincera contigo misma antes de cualquier conversación. ¿Por qué no la dejaste ir así por muy desnuda que fuera? ¿Por lo que pensaran los demás de ella?
Por otro lado, no sé si es muy efectivo lo que has hecho. Hoy se cambia. Pero mañana se lleva el short en la mochila y se cambia al salir.

Pues pienso que tu hija tiene toda la razón de principio a fin. Como si quiere ir desnuda, eso no justifica que otros puedan coartar su libertad de la manera que sea.

Yo te entiendo y lo comparto. No tiene que ver con el feminismo. Es como si un hijo de 15 dice que va a ir por la calle mirando fijo y mal a determinada gente de determinadas bandas. Tiene libertad para mirar pero eso le expone a peligros más allá que si no lo hace. Pues esto es igual. Si tienes otras razones tú sabrás, pero esa es legítima, la entiendo y la comparto. No hay derecho a los riesgos que hay pero los hay, y primero irán contra ese chico que mira fijo y mal a los malotes o a la niña que destaca por enseñar lo que ese asco de gente quiere violar. Decir otra cosa es no estar en el mundo.

Es complicado tesoro. Te has tomado con el cruel muro de la realidad. Porque en el fondo te has dado cuenta de que tu hija tiene razón.
Lo disfrazamos de sabiduría adulta, de «aprendizajes de la vida», pero al final son prejuicios y etiquetas.
No te flageles, nos pasa a todos, un día nos vemos hablando como nuestras madres, y es que en realidad, y después de tanta manifestación y sororidad y tanta chapoteo, en realidad las cosas no han cambiado tanto.
Intenta llegar a un acuerdo con ella. Y comprender que esa etapa divina en que era tu niña y se metía contigo en la ducha a compartir secretos de belleza, se ha terminado, que ahora, si te quiere llevar con ella de compras, es para que abras la cartera, y que tú ya no estás la primera en su móvil, ahora eres «una señora» de las de antes cotilla y criticona, y no te va a contar ninguna aventura.
En fin, un día, regresará tu hija, ya no será tu pequeña, pero sí volveréis a ser amigas, y te dirá «cuanta razón tenías mamá». Un abrazo. Se fuerte, no cedas, y llévalo con paciencia y sabiduría.

Venga va, todas tan correctas y feministas y blablabla (yo soy feminista orgullosa y defiendo lo que TEÓRICAMENTE Y EN UN MUNDO JUSTO Y PERFECTO debería pasar). Ahora bien, la realidad es esta: la niña de 14 años sale de fiesta con su ropa llamativa y provocativa, se toma su cubata de malibu con piña y se pone ciega perdida. Un mamarracho al ver la escena la acorrala, se la lleva a un lugar apartado y… El resto ya os lo imagináis. Que es una mierda? Sí, lo es. Que no debería pasar? No, evidentemente no debería. Pero… Pasa hoy en día? Sí. Y por más que defendamos la libertad sexual y blablabla, no la tenemos así que hasta que eso cambie hay que actuar en consecuencia. Y reivindicarlo no es exponiendo al peligro a una niña de 14 que no es consciente de nada aún.