Hola a todos/as
Mi nombre es Alba y tengo 21 años. Desde bien pequeña (según mi madre) he sido una niña de mucho comer, pero a la edad de 12 eso pasó a ser un problema grave ya que me diagnosticaron un trastorno alimenticio. Trastorno por atracón, así se llama. Para quien no lo sepa este trastorno consiste en comer cantidades brutales cuando sientes ansiedad, tristeza, inquietud… Me molesta profundamente que en esa época de mi vida decía : Odio estar así de gorda, me quiero adelgazar… y la gente me contestaba «Come menos» «haz dieta» o incluso » si estás así es porque quieres». No señores, hay que abrir mentes y hay que saber que hay gente que está gorda y no porque quiera o porque le guste comer (cosa que encuentro totalmente licita. Cada persona debe estar contenta con el cuerpo que tiene y debe ser feliz así, pese 40 kilos, 50, 80, 90, 100 o los que sean, el caso es sentirse bien con uno mismo, aunque debo confesar que con esta mierda de sociedad a la que le cuesta entender que una chica que pesa 120 kilos y no puede entrar en un pantalón del Zara es feliz con ella misma y con su cuerpo, a veces es difícil sudar de las críticas y no juzgarse a una misma) hay muchas veces que el tener sobrepeso no es algo que la misma persona pueda controlar ya sea por un trastorno alimenticio como a mi o por tiroides o por otras situaciones. Y me en ese momento me reventaba que la gente me dijera que yo estaba gorda porque quería, cuando en ese momento no era ni capaz de salir a la calle sin notar que toda persona con la que me cruzaba me miraba y me juzgaba al ver lo gorda que era.
El caso es que estuve en psicólogos y demás la friolera de 6 años aproximadamente. 6 años en los que mejoré, crecí, superé mil cosas, entre ellas la depresión. A los 17 ya había en mi una mejora notable pero aún necesitaba ese último empujoncito para superarlo del todo así que mis padres y los psicólogos decidieron que debía ingresar en centro psiquiátrico de día y eso fue lo mejor que pudieron decidir. Allí aprendí a comunicarme con los demás, conocí a grandes profesionales y también a compañeras con las que perdí relación pero que en ese momento fueron un gran apoyo para mí, junto con mis amigos y familia.
Poco antes de cumplir los 18 me dieron el alta y ya no volví a pisar un psicólogo nunca más. Seguía teniendo sobre peso pero había aprendido a quererme (aunque seguía sin aceptar mi cuerpo) y a dejar que me quisieran, a que las críticas no debían afectarme y a ser feliz.
Dejé de hacer atracones, es decir, a comer compulsivamente, pero seguía comiendo mucho por lo tanto seguí subiendo de peso hasta llegar a pesar 120.
Un día hice una reflexión sobre ello. 120 quilos son demasiados para alguien joven como yo, ya rozaba la obesidad mórbida y según los médicos podría empezar a tener problemas de salud, así que un día una persona me comentó que si quería adelgazarme y las dietas no me servían por que no me hacía una reducción de estómago. Lo consulté con mis padres y les pareció buena idea y yo no le dí más vueltas, ni siquiera me detuve un momento a pensarlo. Cuando me dí cuenta ya era el día de la operación, estaba tumbada en una camilla y ya no había vuelta atrás. Me hice una «reducción» de estómago con un método que se llama el método POSE que consiste en grapar el estómago y así hacerlo más pequeño, por lo tanto tienes menos hambre y con ayuda de psicólogos (de nuevo) y nutricionistas
La verdad es que no me operé para verme mejor, no lo hice con la intención de adelgazarme para verme más bien y esas cosas, no. Decidí operarme porque ya era un tema de salud y por muchas dietas que he intentado hacer siempre acabo fracasando así que con unos ahorrillos y un poco de ayuda de mis padres reuní dinero para la operación. En principio pensé que después de la operación me sentiría mejor, que en cierta forma es así, por que estoy consiguiendo tener una relación sana con la comida cosa que nunca he podido tener en la vida. A todo esto la operación fue bien y en menos de dos semanas he perdido 8 kilos, impresionante, y de forma sana, no paso hambre ni nada.
El peso es lo de menos lo juro, es una gran influencia pero no es lo importante para mí. Ahora estoy contenta porque estoy comiendo bien y mi relación con la comida está viento en popa. Puedo comer y saber cuando parar, mis padres pueden comprar cosas y que duren más de una semana por que no me las como en un arrebato.
Dejando de banda todo esto mi problema actual esque me molestan los comentarios que me está diciendo la gente. Estoy empezando a coger asco a explicar esto de la operación a la gente. Todo porque siento que sus comentarios son hasta un hirientes para mi.
«Alba me alegro que hayas operado ahora verás que guapa te vas a poner» ¿perdona? ¿Es que antes era fea?
«Que bien! Me alegro que te operes con lo guapa que eres de cara vas a ser un pivón» ¿ Y si me sentía un pivón con 120 kilos? ¿Tenía un problema mental o?
«Ya verás en dos días te vas a ver estupenda» Me veía estupenda antes… ¿Estoy loca?
Toda esta gente que me dice estos comentarios no se dan cuenta de que me hieren.
¿Y si yo me sentía guapa antes?
¿Y si me miraba en el espejo y pensaba que era un pivón ?
¿Tengo que sentirme mal por pesar 120 kilos y poder estar a gusto con mi cuerpo?
Siento que la gente va empezar a valorarme más ahora que voy a tener un cuerpo apodado como » bonito» o cuerpo aceptado por la sociedad y no por los valores o las cualidades por las que llevo toda la vida intentando que la gente me valore.
Estoy bastante harta de tanta hipocresía, que digan que vivimos en un país donde hay todo tipo libertades y donde me siento encerrada ya que he luchado toda mi vida porque la gente me acepte y me valore y no lo han hecho o no lo van a hacer hasta que mi cuerpo entre en los estándares de la sociedad.