¡Hola!
Hace unos dos años decidí ir al psicológo porque tenía problemas de autoestima. Tengo 28 años y nunca he tenido pareja. Todo el tema sexual nunca ha sido algo que me importara mucho hasta hace unos pocos años. Me di cuenta que tenía muchos miedos e inseguridades y entre mi psicóloga y yo decidimos que era momento de quedar con alguien de Tinder.
Estoy feliz porque en cuestión de dos-tres años he quedado con unos 10 chicos más o menos, que aunque puedan parecer pocos, para mí cada uno supuso un gran esfuerzo. Sin embargo, nunca me prosperan las citas. De todos ellos, solo acabé conectando con dos chicos y no nos hemos vuelto a ver más.
El mes pasado me pasé dos semanas hablando sin parar con un chico, no había conectado así con nadie por Tinder… Así que decidí dar yo el paso y quedar. La primera vez que le propuse no pudo ser y la segunda… Se pasó horas rechazando todos los planes que le proponía porque a él no le iba bien ningún sitio. Después de buscar algo que nos fuera bien a los dos, lo envié a tomar viento. Si ni siquiera iba a hacer el esfuerzo de ir a un punto medio, cómo iba a prosperar la cita.
En fin, le dejé de hablar y pasé a mi última cita. Vamos a llamarle Gael. Estuvimos hablando unos cuantos días y me parecía muy mono. Le propongo de vernos y montamos un plan bastante rápido. Se sorprende porque me dice que normalmente le hacen ghosting, qué raro, pensé. Llega el día y me pongo bien guapa. Llego tarde a la cita y para colmo, me equivoco de lugar. No pasa nada, voy corriendo al lugar donde habíamos quedado y me encuentro a un chico guapo, alto, elegante… Ya venía sudando, pero esque al verlo me quedé un poco en shock. Era más guapo de lo que me esperaba. Nos sentamos, tomamos algo y estamos unas horitas charlando. Varias veces sin querer casi le tiro la bebida por encima, al apoyar los brazos en la mesa, esta se reclinaba y le caían las cosas encima. «Este no lo vuelvo a ver más», pensé. Con lo desastre que yo estaba siendo y además no paraba de empeorarlo.
Al marchar, nos despedimos y, raramente, me propone de volvernos a ver. Yo, en las nubes. El chico perfecto, podía tener un poco de esperanza e ilusión en esto. Solo había vuelto a quedar con un chico una vez (y pista: acabó mal). Llego a casa ilusionada y le envío un mensaje con lo típico: «oye, que lo he pasado muy bien, bla bla» y le digo de vernos otro fin de semana. El día siguiente continuamos hablando de temas irrelevantes y me comenta que hace la lavadora de sus compañeros de piso. Me sorprende un poco, porque normalmente cada uno se lava lo suyo. En resumen, se la lava, porque vive con su novia. Después de días hablando y una cita me dice: «oye, que no salió el tema el otro día, pero tengo pareja (abierta)».
Yo: :-)
pd: no tengo nada en contra, pero no es algo que me guste, ni me sienta cómoda, estas cosas se avisan antes, ¿no?