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¿Las gordas no se casan?
Voy a ser breve y concisa (o eso espero), ESTO ES UN GRITO DE AUXILIO.
Hace unos meses me pidieron matrimonio, de la manera mas dulce mas bonita y más especial que podía haber soñado jamás con una persona que admiro por encima de todo y quiero muchísimo.
Emoción e ilusión corrían por nuestras venas en los días/semanas/meses posteriores a la pedida, soñábamos juntos como seria el día y poco a poco fuimos bajando esos sueños a la realidad, esta siendo como organizar un festival, pero de tu propia vida y ¡Ayyyy! Emoción.
Realmente mágico, pero también una utopía para “mi yo baby” poder estar viviendo esto, cuando he crecido en esa sociedad gordofoba que te decía una y otra vez que tú, por ser gorda, no tendrías tu historia de amor ni mucho menos soñaras con ser feliz contigo misma. Es cierto que, soy una persona muy segura de mi misma, a pesar de haber crecido en ese entorno, muy activa, muy inquieta y muy a favor de que, al menos, en mi circulo cercano, los pequeños comentarios acerca de los cuerpos ajenos se vayan corrigiendo.
Total, toda esta magia, esta desapareciendo en mi cabeza, cuando he empezado a buscar vestidos de novia, el típico momentazo que cualquier presumida y amante de la moda como yo sueña.
Pues vaya, parece que mi talla 46 no es apta para las grandes marcas de novia, al menos, en esa primera visita o prueba que te ofrecen de las principales marcas.
Tengo uno MUY mirado, (y ya soñado en mi mente por supuesto jajaja) que tengo mucha ilusión de probar a parte de otros tantos que me saquen. En esa misma llamada le pregunte si ese vestido estaría en mi talla (porque ya me conozco yo el mundo de la moda) y me dijo que esta disponible en tienda la talla 42, que no es posible solicitar más talla (con un mes de antelación a mi cita), y que si finalmente me quedaba con el “que no me preocupaba que me lo podría probar en talla después de toma de medidas” HOMBRE ¡FALTARIA MAS!
Entiendo perfectamente que no tengas todas las tallas de todos los vestidos, pero si uno en concreto, que una novia solicita y más con esa antelación.
No sé si es mucho pedir, en el mundo que vivimos, si podemos dejar de preguntar en esas primeras pruebas de vestido, cuantos kilos tenemos pensado bajar, porque, sinceramente, con este acontecimiento y su correspondiente búsqueda de look me he transportado a los 80.
A ese enfado le añado la típica búsqueda de Google “vestidos de novia” en la que, ni una de las fotos que salen corresponden a mi cuerpo para que yo pueda soñar y verme representada. Es más, no es que no haya una talla “grande” sino que las modelos que veo en esa típica búsqueda tampoco llegan a una 40.
¡POR FAVOR, EXISTIMOS!
Un abrazo para todas y especialmente a las novias “invisibles” de mis búsquedas de Google.