Creo que te quiero. Da miedo cuando lo digo y me escucho, pero te quiero. Si pensarte todos los días y sentir unas ganas horribles de verte es amor, entonces es verdad q estoy enamorada de ti. Y dicen que el amor no duele, será que yo te quiero mal, será que voy en contra de lo que me dices y me das a entender, pero yo precisamente cómoda no me siento con esto que pasa dentro de mi cuerpo, que no se exactamente en que parte se ubica y sobre qué órgano ejerce su efecto, porque me cago cada vez q se q voy a verte, y creo que en eso el corazón tiene poco que trabajar. Suena grosero verdad? Pero es q mi amor es así, grosero. Llega sin avisar, da donde más duele, habla la mayoría de veces sin sentido y siempre sin permiso, es grosero porque te estoy diciendo cosas que no quieres oír, y molestan, porque te ponen en un aprieto, en un «no saber hacer» , y eso es lo que más me duele. Que no sabes que hacer conmigo pero tienes claro donde me quieres. Y no es en tu boca, no es en tus brazos, no es en tu cama. No es a 1 milimetro de ti poniéndote nervioso y viendo como controlas esas ganas locas de comerme la boca, no es esa mirada lasciva que no para de pensar que mi ropa como en el suelo en ningún sitio. Sabes por qué escribo esto? Porque nunca lo vas a recibir, porque jamás me atrevería a decirte las cosas así de claras sabiendo que tus ojos me miran como miran a cualquier otra persona y porque mañana voy a decirte parte de lo que siento de una forma más suave y se que será la última vez que te vea a solas.
Lo que nunca te diré
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