¡Hola a tod@s! Vengo una vez más a contar mis «dramitas» estadounidenses, hace ya tiempo que no escribo. Soy la que fue criticada por la familia política cuando me casé ya que no quise cambiarme el apellido (aclaro que ya tengo la ciudadanía americana, con lo cual puedo, pero no quiero).
Empezaré poniendo en contexto: la familia de mi marido. Son una familia desestructurada (hermano en la cárcel, hermana sin trabajo y con múltiples hijos que cuidaba la suegra, la suegra y el suegro llevan como 20 años sin trabajar, hermanastras que nunca han trabajado y rondan los 50, etc.), sin estudios medios (no acaban la secundaria, del tipo que dejan el colegio a los 12/14 años) y extremadamente republicanos, del plan que planean votar al «naranjito» y ven Fox News todo el día. Típicos «trailer park rednecks» americanos, por si queréis buscar una imagen.
Pero, incluido mi marido, son buena gente. No por sonar clasista, pero yo tengo un doctorado, soy profesora universitaria, dirijo un laboratorio y codirijo un centro de investigación en una prestigiosa universidad americana, entre otras cosas. Con lo cual, creo que la familia de mi marido me tiene como millonaria, cuando no lo soy. Y menos en estos días, que a pesar de que cobro bien, vivo en una de las ciudades más caras de EE. UU., donde cualquier casa normalita vale 500-600k (con los intereses alrededor del 7%) y los alquileres están por los 2k, con lo cual mi sueldo no da para mucho. Aclaro que ni tenemos ni queremos tener hijos y que, aparte de ahorrar para comprar una casa, mi único capricho es viajar. Esa gente no ha salido del estado, mucho menos del país. Mi marido ha empezado a viajar estando conmigo (lo pago todo yo, él cobra más bien poco). El problema es que mi marido presume mucho de nuestros viajes, cenas, consolas, y usa mis tarjetas para regalarles cosas (o si vamos a cenar, paga él con una de mis tarjetas, quedando como millonario). Hablo de gente tan pobre que no pueden ir a restaurantes, de hasta reciben asistencia alimentaria. De hecho, mi marido no pisó un restaurante o un cine hasta que no empezó a trabajar a los 14, y eso que solo tiene 41. Y, lo que me fastidia, es que cada vez que íbamos había que comprarles tabaco. O «maria juana» (MJ, aquí es legal, se vende en dispensarios). De hecho, pretendían que le comprara una pipa de MJ a mi sobrina de 14, y por supuesto me negué (eso mi suegra y mi cuñada). Una de las últimas veces, al ver que no íbamos a comprarles más tabaco o MJ, se gastaron lo poco que tenían en eso y luego nos lloraban que no les llegaba para la insulina de mi suegro (la cual costaba 200 dólares), y tuvimos que comprarla porque si no, le podía dar algo al hombre. Y así, muchas cosas. Y lo que me jode es que no dan las gracias. Lo que me da rabia es que mi marido, de niño, no tenía abrigo porque se gastaban todo el dinero en tabaco y alcohol, y donde viven en invierno se pone a -20 grados. Con lo cual, no puedo comprender por qué mi marido quiere dar dinero y cosas a gente que es egoísta y nunca nos ha ayudado en absolutamente nada. Admito que le doy a mi marido todos los caprichos que puedo darle, ya que en su vida le han dado un mísero regalo de cumpleaños.
Ahora las malas noticias: después de una larga enfermedad (3 años y medio batallando un cáncer de pulmón), mi suegra acaba de fallecer. De hecho, el día que murió y estábamos en el tráiler, mi cuñada me preguntó si sabía si la funeraria dejaba hacer pagos. Le dije que yo no lo sabía ya que nunca he pasado por eso en EE. UU., que solo sé de España. La verdad es que flipé con la pregunta. La prometida de mi cuñado, con la que me llevo muy bien y viene de familia normal, me llevó aparte y me contó que pretendían que yo pagara la cremación ya que, si hago viajecitos, es que me lo puedo permitir, y que me lo habían planteado así para ver si me ofrecía. Al no tener seguros de nada, los gastos ascienden a unos 3.000 dólares. Por supuesto, no me he ofrecido a pagarlos, y cuando fuimos a la funeraria me quedé atrás, le enviarán la factura a mi suegro. Por supuesto, no le he dicho nada a mi marido ya que no es el momento, hace solo una semana, pero creo que entre los 4 hijos (incluido el que está en la cárcel) y el suegro algo podrán hacer, digo yo. Yo puedo ayudar a mi marido con su parte. Lo que hice fue ofrecerme a pagar la urna, que ha sido 300 dólares, ya que eso se había de pagar al momento ya que se necesitaba para recoger las cenizas. Y lo hice porque en la funeraria todo el mundo se giró a mirarnos a mi y a mi marido. Imagino que las de 100, que habían escogido de entrada, no valían al no tener que pagarla ellos. Ah, y absolutamente nadie me ha dado las gracias, ni siquiera mi marido, solamente la prometida de mi cuñado me ha dicho que me honra el gesto.
Por suerte, vivimos muy lejos de ellos, a 7 horas en coche, y ya estamos de vuelta, con lo cual no los veo a menudo. Pero sé que me van a criticar por no ofrecerme y tengo miedo de que me manden la factura (van a hacer un «GoFundMe» por ahora). Es triste pensar en el dinero en estos momentos, pero creo que se están aprovechando de mí (o al menos quieren) y me ven solo con dos $$ en los ojos. No soy pesetera, pero hay cosas que creo que no me tocan. No sé muy bien por qué escribo, imagino que espero opiniones sobre lo que debería hacer. ¿Estoy siendo egoísta?