Hola!
Vivo con mi hermana desde hace 10 años en el mismo piso. Nos llevamos a las mil maravillas, la casa era un sitio muy cómodo en el que estar, era nuestro refugio de todo y la verdad, todo muy disfrutón. Hace unos tres años o así, ella empezó a salir con un chico y a los seis meses, como él vivía en otro piso que estaba muy descuidado y no se llevaba bien con sus compañeros, ella me propuso que se viniese a casa y yo, poco convencida pero con toda la buena voluntad del mundo, le dije que adelante.
Todo ha ido ‘bien’ (ha habido muchos desaires previos justificados con un ‘es que el es así’ que me he tenido que ir tragando) hasta que ha fallecido un familiar próximo suyo hace un año y medio. De repente todo molesta: he tenido que quitar todas mis cosas de decoración del salón porque le parecen infantiles e inmaduras (pero las suyas permanecen y están perfectas); si mi luz de escritorio se queda encendida, me la apagan corriendo porque hay que ahorrar, pero la TV o su ordenador ni gasta ni molesta; yo nunca friego, pero sus platos se pueden quedar rellenando el fregadero tres días sin más; entre otros tantos detalles de los que no sé si son conscientes o no, pero me están quemando. Lo que más daño me ha hecho y más me preocupa (lo he tratado con psicóloga pero creo que no todo lo bien que hubiera debido) es que, en marzo o así, el pidió hablar y se fue todo de madre por un malentendido. Yo a los dos días le dije que deberíamos hablar de nuevo porque ambos dijimos cosas que no estaban bien (perfecto no es nadie y para mí el diálogo es el mejor camino para solucionar cosas) y me dio largas. Tanto me las dio que se tiró varios meses haciéndome el vacío en mi propia casa, hasta que lo confronté y le dije que hasta ahí habíamos llegado. Me pidió perdón, y lo acepté, pero a día de hoy todavía me cuesta salir al salón de casa y ver que todo está diferente y no ha sido por una decisión de mi hermana y mia. Yo prometo que no he sido nunca una de esas que se entromete en las movidas de los demás ni invade espacios, peco precisamente de lo contrario.
Mi psicóloga me ha dicho que disfrute el tiempo que me queda por convivir con mi hermana (están buscando piso pero está la cosa muy jodida) pero ella se ha adaptado por completo a su ritmo de vida y no hacemos vida en casa. Es más, aunque estemos en la misma habitación ellos están a su rollo y yo al mío, y no hacen por invitarme a unirme o por hacer cosas en común. Soy consciente de que ellos necesitan su espacio (obviamente), pero me siento excluída y me duele mucho. Lo que antes era compartir tiempo con mi mejor amiga se ha convertido en estar a la espera de las sobras.
Me siento en un limbo muy extraño y no le veo fin. Por un lado quiero que termine, por otro no. Tengo mi pareja, que vive lejos, y si me quedo sola en el piso es probable que se mude y ya está (sin embargo, tengo a mi casero deseando meternos un subidón en el alquiler porque claro, sabe que ahora vive una persona más aquí y cuando se vayan, me como yo el regalito de pagar 3/4 sueldo de alquiler mientras viene o no alguien); Pero no quiero dejar de vivir con mi hermana, es lo más bonito que me ha pasado. Ella.
Me está costando mucho gestionar todo esto, y a la psicóloga no puedo ir porque no están las cosas como para gastarme ese dinero ahora. Agradecería mucho vuestros comentarios.