Hola a todas, os cuento mi dilema.
Estoy embarazada de 33 semanas, llevo un mes en reposo por riesgo de parto prematuro. Tenemos otro hijo pequeño y lo cierto es que mi marido se está encargando de todo lo que puede, y aunque a mí me llevan los demonios ver que la casa está significativamente mal, sé que él lleva al niño al cole, va a trabajar, recoge al niño, hace lo que puede en casa, da la cena al niño y lo ducha. Sé que no da a más, pero me pongo nerviosa ver cosas que son prioridad y él se pone con otras. No sé, ordenar los juguetes del niño no es tan importante como limpiar los cacharros, por ejemplo, porque los juguetes no son sucios y los platos con restos de comida sí. Pero me callo.
Estoy todo el día en cama excepto para hacer pis, y cuando mi niño viene del cole se pone conmigo a jugar en la cama. Para mí no es fácil, supongo que puede parecer que estoy de relax, porque estoy tumbada viendo la tele, pero la espalda me mata, la ansiedad y el aburrimiento me pueden, la cabeza me va a mil pensando en qué puede pasarle a mi bebé… No son una vacaciones en una hamaca en la playa, vamos.
Los dos tenemos bastante genio y a veces chocamos, pero hoy me han entrado ganas de no sé ni qué…
Resulta que mi perro, que es mayor, se ha meado en un montón de ropa sucia de mi hijo que él se dejó en el baño ayer cuando lo duchó. Le he dicho que porfi, lo limpie (no puedo agacharme). Me ha dado largas, encima no por hacer otras cosas, sino por ver el.ñ fútbol. Es verdad que desde que estoy en cama apenas hace nada para él, así que me he callado. En el descanso, le oigo en el baño un momento y se va. Le digo que si ha limpiado y me dice que sí, le digo que qué rápido, que cómo lo ha hecho, y me dice: «pues con la misma ropa que estaba ahí lo he secado». No me he podido callar que era una guarrería limpiar meado con ropa meada, que usara un trapo con agua y jabón. Me dice que de dónde lo saca, mi cara ha sido un poema: «hijo, los trapos en el cajón de los trapos, y el agua y el jabón, estando en el baño, no creo que tenga que decírtelo… Si no quieres bajar a la cocina a por un trapo, usa una toalla, pero restregar el meado con ropa meada, no es limpiar».
Bueno, pues se ha liado. Que no le doy un respiro, que me ha jodido que se siente un día a ver el fútbol, que le toco mucho los huevos… El niño delante. Yo diciéndole que se calmara y él seguía súper cabreado y con esas palabras feas que el niño oye.
Al cabo de un rato, por mi salud mental (ya que ahora mismo tampoco puedo irme a otro sitio), y porque una parte de mí entiende que está sobrepasado (está haciendo lo que normalmente hacemos las madres y por eso comprendo que se desborde como yo me he desbordado alguna vez), le digo que si podemos estar bien. Y coge y me dice que no quiere hablar, que si estoy amargada, no lo pague con él. Con el niño en la habitación de al lado, que lo oía.
He flipado bastante y quiero enviarlo a la mi3rd4, pero no puedo porque no puedo salir de esta habitación. Porque sí, estoy AMARGADA por cuidar a nuestro bebé de mi tripa, que si hiciese cosas, podría verse seriamente perjudicado, y en lugar de agradecerlo, me echa en cara que estoy amargada. De nada por gestar con todo el cuidado del mundo a tu hijo.