Os pondré en situación y antes de nada diré que tú, Pilar, sé que lees este foro y ojalá leas esto y te avergüences de todo lo que me estás haciendo pasar.

Tenemos 18 años, estamos en primero de carrera las dos. Yo empecé viviendo en una pensión con otras chicas, pero por motivos de espacio la dueña de la pensión me preguntó si no me importaba cambiarme a otro piso. No me importó, así que desde hace dos semanas estoy en otro piso de la misma pensión.

Pilar es una chica de mi edad a la que conozco desde hace años porque las dos jugábamos al fútbol en los equipos de nuestros respectivos institutos. Resulta que hay una rivalidad histórica entre ambos, y aunque yo siempre he pasado mucho de todo eso, Pilar en cambio era de las que más camorra montaban (no había partido en el que no la expulsaran incluso del recinto). Conmigo tenía una fijación especial creo que un poco como yo pasaba de todo, pero se venía sobre mí, me llamaba de todo intentando que los árbitros no la escuchasen… Pilar y la deportividad no son sinónimos. Siempre la consideré una jugadora estupenda, pero lo perdía todo por su horrible comportamiento.

Según llego al piso la dueña de la pensión me dice los nombres de mis tres compañeras. De hecho me dice que una de ellas se llama Pilar y que, casualidades de esta vida, es también de mi ciudad y tiene mi edad. Pienso que no puede ser, pero lo consulto con mi amigas y resulta que ellas saben que esta chica también estudia en la misma universidad que yo. Al cabo de dos horas llega Pilar, me ve en el salón y yo la intento saludar como dando a entender que el pasado es pasado y que ya no estamos en el campo de fútbol. Pilar me mira con cara de asco y me dice que pase de ella.

Así que decido hacerlo así. Por suerte las otras chicas son mayores y encantadoras. Intento cruzarme lo menos posible con Pilar pero a los dos días mientras estudio en mi habitación escucho unos golpes en la pared, me asomo y la veo en su cuarto, que está pegado al mío, dando golpes con un martillo. Le pregunto si le falta mucho y me dice que lo que tenga que tardar. Estuvo dos horas golpeando.

Ha llegado a quitar mi ropa empapada de la lavadora parando el programada de lavado para meter la suya. El otro día por arte de magia mi champú carísimo de peluquería estaba vacío (y el bote era casi nuevo). Todos los días me sale con alguna y yo tengo claro que esta mujer no está bien de la azotea por mucha Medicina que estudie.

Nuestras compañeras alucinan, y han intentado hablar con ella pero con ellas se las da de víctima y que no me hagan caso, que tengo mucho rencor contra ella. Pilar, repito, si me lees, se te va la olla, y algún día explotaré y luego me arrepentiré porque estoy harta de tus chorradas de niña pequeña.

Supéralo tía, eres una amargada y nuestra etapa de fútbol ya pasó. Déjame vivir, olvídame.