Me separé de mi marido cuando nuestro hijo tenía 3 añitos. Ahora ya tiene siete y tengo la necesidad y la ilusión de ser madre de nuevo. La verdad es que he estado centrada todo este tiempo en ser mamá y no he tenido tiempo para el amor, por lo que me lo he planteado tener sola. Mi preocupación era que el primero tendría padre y se iría con él alguna tarde a jugar y el pequeño no. Me parecía injusto por lo que le pregunté a mi ex si él estaría dispuesto a llevarse a los dos a jugar o a pasar una tarde cuando el peque fuera más mayorcito para que no se quedara solo.
Para mi sorpresa, no solo me dijo que por supuesto, que nunca dejaría al otro solo mirándole con cara de pena, sino que si lo deseaba, él podía ser el donante de esperma. Sin intención de registrarle a su nombre, simplemente por si algún día pasara algo, poder hacerse cargo de los dos demostrando su paternidad con una prueba. De esa manera no tendrían que separar a los hermanos.
La verdad es que no paro de darle vueltas a la cabeza y cada vez me parece mejor idea. Él es un buen hombre y un buen padre, nos llevamos muy bien y simplemente nos separamos de buen rollo porque se nos acabó el amor y no queríamos terminar haciéndonos daño con terceras personas. Creo que podríamos llevarlo bien, pero me preocupa equivocarme.