Hola.
Mira, te entiendo. Llevo seis meses comiendo sano con déficit calórico y entrenando, supervisada por profesionales.
Al principio todo fue sobre ruedas: perdía 1.5 kgs semanales y veía resultados en la báscula casi diariamente. Un día decidí cambiar de báscula porque la mía dejó de funcionar.
Dos semanas después me estanqué. Veía siempre el mismo número, a veces un poco menos, otras bastante más. Afortunadamente me cogió escarmentada y empecé a concentrarme en mis medidas, ¡porque mis cms. sí que seguían bajando! Mi entrenador se sorprendió un poco, pero no le dió mucha importancia. Si mi volumen estaba bajando, los números lo demostrarían tarde o temprano.
El día no llegaba, siempre pesaba lo mismo. Estuve dos meses y medio así, casi tomándomelo a broma. Me centré en que me sentía bien, más ligera y más fuerte. Y dejé de pesarme.
Hasta que un día me dió por pesarme en otra báscula. ¿Y qué crees? ¡Ponía 10 kgs. menos! Me volví a pesar en la mía… 10 kgs. más. Me había pasado la estupidez de las estupideces, se me había roto la báscula y no me había dado cuenta.
Gracias a eso aprendí un montón. Tu mejor amiga en la pérdida de peso es la cinta medidora. No es tan guay como la báscula porque no te da resultados instantáneos, pero la báscula es como la amiga que te quiere mucho pero tontea con el chico que te gusta. Habrá veces que te ayude y habrá veces que te decepcione muchísimo sin merecértelo.
Ten en cuenta: las mujeres experimentamos ciclos que nos hacen “ganar” peso, que no grasa; y hay veces que no perdemos peso en absoluto. Y no pasa nada.
Mi consejo es que poco a poco te vayas “desintoxicando” de la báscula, especialmente si tu estado de ánimo depende de ella. Habla con tus amigas, tu nutricionista, o incluso con gente on line. Olvídate de ella un tiempo, es sólo un instrumento de medida más, no un oráculo de la salud y el bienestar.
Mucha suerte, espero que todo vaya bien <3