Mis lactancias no fueron fáciles, al menos al principio.
Yo llegaba a la maternidad con las ideas muy claras, quería dar pecho, pero entre mis referentes más cercanos apenas había una lactancia materna (y prolongada 💪🏻) todas las demás eran lactancias artificiales.
Asique me adentraba en esto con 0 referencias y miles de mitos y creencias.
Durante el primer embarazo me volqué en buscar información, a través de foros de internet sobre lactancia materna, donde empecé a escuchar cosas como «lactancia a demanda», «grietas», «la lactancia no duele», «agarres», «labios evertidos», «frenillos», «CRISIS DE CRECIMIENTO» (y si, eso va en mayúsculas, porque tela!)
Y el nombre de dos figuras que eran clave, «asesoras de lactancia» e «ILBC».
Y ante tal bombardeo de información yo soñó pensaba… «QUIERO MÁS» Y buscaba y buscada…
Por eso sé, que cuando inicié mi primera lactancia, y empecé a sentir dolor, sabía que algo no iba bien, y ahí llegaron las temidas grietas… Una asesora me ayudó a recolocar las posturas, y con ayuda de unas pezoneras, fui curandolas, y ya pocos problemas de más tuvimos… las temidas crisis que íbamos sorteando poco a poco y ya… 3 AÑOS Y MEDIO DE LACTANCIA.
Por eso, ilusa de mi, cuando llegó mi segunda lactancia, pensé que tendría 0 problemas… Nada más lejos de la realidad…
A los pocos días, empecé a notar de nuevo ese dolor insoportable que se siente cuando salen grietas en los pechos…
Esta vez, yo estaba acudiendo a un grupo de lactancia semanal que nos reuníamos en el centro de salud, junto a la matrona, que nos ayudaba, explicaba y aconsejaba.
Asique lo primero que hicimos fue revisar el agarre, era perfecto, postura, perfecta, frenillo de la niña, no tenía… y mientras, yo ya no solo tenía grietas, si no que tenía heridas con infección que supuraban.
La matrona me aconseja una crema, no funciona, la pediatra me dice que pruebe unos parches de gel, nada. Mi médica me hace un cultivo: NEGATIVO.
A todo esto, estamos ya en el mes de octubre, cuando la niña había nacido en julio. Es decir, yo llevaba ya 3 meses con unos dolores horribles (que con pezonera aliviaba un poco) y seguía con mi lactancia (se que muchas habrían abandonado. Yo me lo planteé, pero me pudo más el deseo de conseguir la lactancia).
A todo esto, los pezones ya no solo sangraban y demás, si no que la aureola se me escamaba y caía trocitos de piel.
Una tarde, ya cansada de todo, me planté en el hospital maternal, en urgencias, para que me vieran y me dieran alguna solución… en cuanto me vio una matrona (pasaron 3 en realidad) me dijo que aquello no era algo derivado de la lactancia en sí, si no que era un problema dermatologico. Me derivaron a otro hospital donde tenían dermatologa de guardia (bendita mujer) y en cuanto me vio, puso nombre a mi problema… era un eccema del tipo psoriasis.
Una crema con corticoide (que debía limpiar bien antes de darle de comer), cicalfate para hidratar y ya.
¡EN UNA SEMANA NO HABIA NI RASTRO!
Ay! Si lo llego a saber, ¡Me planto antes en urgencias!
Asique desde aquí quiero agradecer a todas las personas que velan y ayudan a las mujeres en este arduo, bonito e increíble camino de la lactancia materna.
Y si estas en ello y tienes dudas, ¡PREGUNTA! NO ESTAIS SOLAS.